Las armas nacionales se han cubierto de gloria…”
General Ignacio Zaragoza Seguin
Para los que vivimos en frontera nos resulta cotidiano realizar celebraciones o festividades propias de los norteamericanos, tales como la cena de acción de gracias y otras tantas, acusamos de “malinchistas” a quienes las practican y “nos rompemos las vestiduras” pensando en que son “malos mexicanos”, sin embargo el otro lado de la moneda está en ver a los vecinos norteamericanos celebrando una festividad a la que nosotros mismos no hemos dado suficiente importancia: la celebración del 5 de mayo.
¿Por qué resulta tan importante y necesario que se conmemore el día de la batalla de Puebla? Ya han pasado bastantes años desde aquella mañana de lunes 5 de mayo de 1862 en la capital poblana, símbolo de la resistencia del gobierno republicano de Benito Juárez García. Tras años de guerras intensas, deudas derivadas de las administraciones de Antonio López de Santa Anna, el país se declaró en mora y argumentando no tener ingresos suficientes, suspendió los pagos de las deudas externas que tenía con Inglaterra, España y Francia, esta última se negó a aceptar los nuevos plazos para el pago de la deuda y envalentonada, atacó con sus ejércitos a nuestra incipiente nación.
Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, quien de manera soberbia se auto-proclamaba “amo de México”, se condujo hacia la ciudad de Puebla con el apoyo de seis mil soldados invasores y algunos mexicanos conservadores, en esa ciudad le esperaban cuatro mil soldados mexicanos armados con machetes, lanzas, armas y poca caballería, dirigidos por el general republicano Ignacio Zaragoza Seguin, quien resistió en todo momento, incluso perdiendo 400 hombres, hasta que una lluvia de fuego y granizo hizo caer los ánimos y varias vidas del ejército invasor, obligando a una de las mejores fuerzas armadas del mundo en ese momento a clamar la retirada. Todos recordamos con orgullo y hasta con cierta pasión el telegrama que el general Zaragoza envío al presidente Juárez: “las armas nacionales se han cubierto de gloria”.
El valor de la Batalla de Puebla radica en que a pesar de que el proyecto de nación mexicana estaba siendo amenazado y atacado, el Estado-Nación pudo sobrevivir y además darle una lección de lucha y valentía al enemigo voraz. Por una parte nuestro país tenía apenas poco más de una década de haber perdido la guerra con los norteamericanos, quienes se apoderaron de más de la mitad del territorio, y encima, se intentaba instalar desde nuestro territorio, una extensión de la monarquía francesa, con la firme esperanza de obtener materias primas no solo de México, sino de otras incipientes naciones latinoamericanas.
Por supuesto, los intereses imperialistas europeos amenazaban a los intereses norteamericanos, sustentados en la famosa doctrina Monroe. El siglo XIX marcó la pauta del intervencionismo estadounidense en el continente americano, una muestra de la violenta visión de “América para los americanos” iniciaría con la ya mencionada invasión norteamericana a México en 1846, posteriormente la invasión del estadounidense William Walter a Nicaragua, El Salvador y Honduras en el año de 1855 y finalmente la ocupación militar de Cuba en 1898.
De no ser porque se encontraban en una guerra civil en contra de los confederados, los vecinos del norte hubiesen entrado a nuestro país para combatir a los franceses, por eso celebran con fervor el 5 de mayo, porque jamás pensaron que podíamos defender a nuestra nación y al continente por nuestra propia fuerza. Fue algo así como un David en contra de un Goliat.
La invasión francesa se prolongaría por cinco años más, su fin se debió en gran parte, a cambios externos en el panorama mundial, como la guerra entre Francia y Prusia y la conclusión de la guerra de secesión en los Estados Unidos de Norteamérica. Destaca por supuesto, el gran valor de nuestros antepasados, su legado trascendería las memorias regionales y formaría parte de las hazañas heroicas que se cuentan en la historia nacional.
Iván González
Periodista e historiador.
TIMING POLÍTICO.
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