noviembre 8, 2025

Timing Político

La política tiene su propio Timing

“El mito y el Poder político como vínculo emocional en la era Sheinbaum”

SABADO 8 NOVIEMBRE 2025

Este artículo analiza cómo el asesinato del alcalde Carlos Manzo fue instrumentalizado por la derecha mexicana para debilitar al gobierno de Claudia Sheinbaum. Explora la tensión entre el poder como mito político y como administración de justicia, y cómo la Cuarta Transformación enfrenta el desafío de sostener legitimidad frente al antagonismo discursivo.

POR JACK RO

En el siglo XXI, el ejercicio del poder democrático enfrenta una paradoja constante: debe responder a las fuerzas de la masa sin perder su legitimidad institucional, y al mismo tiempo deslindarse sutilmente de la espectacularización política sin caer en prácticas antidemocráticas.

Esta tensión se manifiesta con especial claridad en el caso del asesinato del alcalde Carlos Manzo, donde el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido objeto de ataques por parte de sectores opositores que buscan desestabilizar su gestión mediante el antagonismo discursivo.

El poder contemporáneo ya no se sostiene únicamente en estructuras administrativas, sino en su capacidad de vincular emocionalmente al pueblo con el Estado. En este contexto, el mito político —entendido como el vínculo simbólico entre gobernante y ciudadanía— se entrelaza con la racionalidad institucional de la justicia ( El mito político como ejercicio del poder representa al líder no solo como administrador, sino como figura casi divina: un símbolo de orden, destino y salvación colectiva.

En escena, el político encarna el relato fundacional del Estado, y ante el pueblo, su imagen se convierte en puente emocional entre la promesa de justicia y la necesidad de pertenencia). La presidenta Sheinbaum se encuentra ante el desafío de armonizar ambas dimensiones: mantener la coherencia de sus planes de desarrollo político y administrativo sin que estos se conviertan en blanco de controversia, y al mismo tiempo preservar el vínculo afectivo con el pueblo frente a una oposición que ha aprendido a operar con eficacia en el terreno del discurso.

Este escenario revela una tensión entre dos formas de ejercer el poder: el poder como mito político —vínculo emocional entre gobernante y pueblo— y el poder como administración racional de justicia. La presidenta enfrenta el desafío de armonizar ambas dimensiones, sin ceder a la presión del espectáculo político ni abandonar la coherencia institucional.

Cómo el antagonismo político ha sido utilizado como recurso estratégico por la derecha mexicana para debilitar las expresiones democráticas del nuevo gobierno, y cómo el caso Manzo se ha convertido en un punto de inflexión para repensar el papel simbólico y operativo del poder en tiempos de crisis.

El asesinato del alcalde Carlos Manzo en Uruapan ha generado una ola de reacciones políticas, sociales y mediáticas que trascienden el dolor legítimo por la pérdida de una figura pública. En este contexto, sectores de la derecha mexicana han instrumentalizado el suceso para atacar la legitimidad del gobierno de Claudia Sheinbaum, utilizando el antagonismo político como recurso estratégico.

Analicemos cómo el discurso opositor busca debilitar las expresiones democráticas y judiciales del nuevo gobierno, y plantea una reflexión sobre el papel simbólico del poder en tiempos de crisis.

El homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ocurrido en un acto público, ha desatado una ola de indignación nacional. Sin embargo, más allá del dolor legítimo, el suceso ha sido aprovechado por sectores de la derecha mexicana —incluyendo comentaristas, medios y actores políticos— para erosionar la imagen de la presidenta Claudia Sheinbaum. Este fenómeno revela una tensión entre dos formas de ejercer la política: la justicia como proceso democrático y el antagonismo como estrategia de poder.

La instrumentalización del caso Manzo por parte de la oposición no solo busca deslegitimar las acciones del gobierno, sino también sembrar confusión en el imaginario colectivo. Se presenta la justicia como debilidad, y la serenidad institucional como falta de carácter. Este discurso pone en juego el mito político del poder como vínculo entre gobernante y pueblo, y plantea una disyuntiva: ¿debe el gobierno responder con fuerza simbólica o con coherencia institucional?

La respuesta política debe ser una síntesis estratégica: ejercer coherencia institucional con fuerza simbólica. Es decir, mantener el rumbo legal y administrativo sin ceder a presiones, pero comunicando con claridad, firmeza y empatía para preservar el vínculo emocional con el pueblo.

La narrativa construida por comentaristas, líderes opositores y medios afines a la derecha ha presentado el suceso como evidencia de una supuesta debilidad institucional. Se ha cuestionado la capacidad de respuesta del gobierno federal, se ha exigido la revocación de mandato de la presidenta, y se ha desviado el foco del problema estructural de violencia hacia una crítica personalizada. Esta estrategia no solo erosiona la imagen presidencial, sino que busca romper el vínculo simbólico entre el poder y el pueblo, confundiendo justicia con fragilidad.

La estrategia de antagonismo político utilizada por la derecha mexicana busca desestabilizar el ejercicio democrático del poder, presentando las expresiones de justicia y diálogo como signos de debilidad. Esta narrativa pretende romper el vínculo entre el gobierno y el pueblo, erosionando la legitimidad de la mandataria y desviando la atención de los objetivos estructurales del Estado.

No obstante, el antagonismo político —aunque agresivo— es también una forma válida de participación democrática. La crítica, incluso cuando es oportunista, puede revelar fallas estructurales y exigir respuestas más contundentes. En este sentido, el caso Manzo no solo expone la violencia persistente en regiones como Michoacán, sino también la necesidad de revisar la eficacia de los planes de seguridad y justicia del gobierno federal.

La presidenta Sheinbaum ha respondido con un plan de paz y justicia para Michoacán, basado en desarrollo social, educación y fortalecimiento institucional. Sin embargo, esta respuesta ha sido calificada por algunos como un “ciclo repetitivo” que no rompe con las estrategias fallidas del pasado. La crítica se centra en que el gobierno no ha asumido un rol más activo en la contención del crimen, lo que ha sido interpretado como debilidad por sus opositores. 

No obstante, esta respuesta ha sido calificada por algunos sectores como insuficiente o repetitiva. La crítica se enfoca en la falta de contundencia simbólica, más que en la estructura del plan. En paralelo, Sheinbaum ha denunciado que las tendencias en redes sociales que exigen su revocación no son espontáneas, sino impulsadas por actores políticos con fines desestabilizadores.

Al mismo tiempo, Sheinbaum ha denunciado que las tendencias en redes sociales no son espontáneas, sino impulsadas con fines políticos por actores de derecha. Esta afirmación revela una conciencia del uso del discurso como herramienta de poder, y plantea la necesidad de que el gobierno fortalezca su narrativa pública sin abandonar sus principios de justicia.

El caso Manzo representa un punto de inflexión para el gobierno de Claudia Sheinbaum. Más que replantear su carácter, debe reafirmar su compromiso con la justicia, pero también reconocer que el mito del poder exige una dimensión simbólica que conecte emocionalmente con el pueblo. La armonía entre proceso judicial y narrativa política es esencial para evitar que los agitadores sean más eficientes que la justicia misma.

En este contexto, no se trata de cambiar el proceso, sino de fortalecer su legitimidad frente a una oposición que ha aprendido a operar con eficacia en el terreno del discurso.

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