diciembre 17, 2025

Timing Político

La política tiene su propio Timing

LOS PASADIZOS DE LA SOLEDAD

Cartapacio

MIERCOLES 17 DICIEMBRE 2025

Raúl Ruiz

Los que me conocen de cerca, saben que prefiero soledad a bullicio.

Pero me sé manejar en esa asombrosa vía de dos rieles tan disimbolos.

Vivo convenientemente en un claustro de puerta giratoria, en el cual busco la soledad para provocar el proceso creativo, pero ad libitum, puedo salir a coexistir con la mundana sordidez post covidiana; comer tacos de tripita, lonches de colita de pavo; y parlar con la perrada.

Para atrapar la palabra exacta, camino entre los pasadizos de la soledad, hasta encontrarla y colocarla entre mis textos.

La soledad, por tanto, es amiga mía.

Hace unas cuantas semanas, fui invitado al programa de Lucía Barrios para conversar sobre el tema de las afecciones y trastornos de salud mental que tenemos en la aldea.

Ustedes saben que ella es especialista en el tratamiento de la salud mental, de las condiciones que afectan el ánimo, el pensamiento y el comportamiento.

Y en ese podcast, coincidimos en qué, la soledad puede ser un factor decisivo en la caída a cuadros depresivos

Y que, cuando se convierte en aislamiento no deseado, intensifica sentimientos de vacío, desesperanza y desconexión.

Ella explicó con gran conocimiento, cómo la soledad influye en la depresión.

Reconoce un círculo de retroalimentación:

La soledad aumenta la vulnerabilidad a la depresión, y la depresión a su vez refuerza la sensación de aislamiento.

Esto crea un ciclo difícil de romper.

La soledad, como la manejo yo, puede ser positiva en ciertos momentos (espacio de introspección o creatividad), pero cuando se prolonga o se convierte en obsesión deja de ser enriquecedora y comienza a dañar la salud mental.

La falta de vínculos sociales genera sentimientos de inutilidad, tristeza y baja autoestima, que son síntomas centrales de la depresión.

Los especialistas dicen que la soledad prolongada puede alterar el sueño, aumentar el estrés y debilitar el sistema inmunológico, lo que agrava la vulnerabilidad psicológica.

Aparece una sensación de vacío: La persona siente que no tiene a quién recurrir.

Y curiosamente, se provoca un aislamiento autoimpuesto.

Porque la depresión es así de cabrona, lleva a evitar contactos sociales, lo que refuerza la soledad.

Y luego, vienen los pensamientos negativos.

La falta de interacción social deja espacio para rumiaciones y autocrítica muy dramática.

Después, aparecen terribles momentos de desmotivación: La ausencia de apoyo social reduce la energía para realizar actividades placenteras o productivas.

Mi hermana Ofelia, que es doctora en psicología me explicaba un día, hay claves para romper el ciclo del derrumbe depresivo.

Encontrar contacto con amigos puede amortiguar el impacto de la soledad. Aunque sea a distancia.

Participar en grupos culturales, deportivos o artísticos ayuda a reconstruir vínculos.

Escribir, (como es mi caso), dramatizar o transformar la experiencia en arte puede convertir la soledad en un espacio de resistencia simbólica.

En mi caso, el trabajo cotidiano con la ironía y la performatividad como herramientas de análisis político, la soledad se convierte en un recurso creativo, pero también en un riesgo si se transforma en aislamiento prolongado.

Qué meyo.

Por eso, me sumerjo entre las corrientes submarinas de la ritualización de fenómenos sociales y trato de convertirlos en espacios colectivos de reflexión como una estrategia poderosa contra la depresión.

Y así, vanidosamente puedo convertir la soledad en comunidad simbólica.

Pero, ¿Quieren saber realmente qué es lo que funciona como antídoto eficaz contra la soledad depresiva?

El entrepiernur.

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