JUEVES 18 DICIEMBRE 2025
POR JACK RO
En, “Enjaule mi corazón con la excusa de cuidarlo, cuando lo quise liberar él olvido como volar”, Eréndira García Fratta fusiona realismo mágico y simbolismo étnico, creando un universo poético de libertad, memoria y espiritualidad femenina.
CD. JUAREZ, CHIH.- La obra de la artista guatemalteco-mexicana Eréndira García Fratta se inscribe en el realismo mágico pictórico, con una marcada inclinación étnica que fusiona lo cotidiano con lo fantástico, lo visible con lo simbólico. Su pintura no busca representar la realidad tal cual es, sino reimaginarla desde la memoria, la emoción y la cosmovisión indígena, en composiciones profundamente evocadoras.
Entre sus piezas más significativas destaca “Enjaule mi corazón con la excusa de cuidarlo, cuando lo quise liberar él olvido como volar”, una obra que condensa su lenguaje visual y su propuesta estética. En ella, una figura femenina sostiene una jaula abierta con un corazón luminoso en su interior, mientras corazones alados y aves doradas vuelan en un cielo azul-violeta. La imagen se convierte en metáfora de la liberación emocional, la trascendencia y la conexión entre cuerpo y cosmos.
Con influencias de Remedios Varo y Leonora Carrington, García Fratta transita entre lo onírico y lo simbólico, explorando lo femenino como fuerza creativa. También dialoga con figuras del arte guatemalteco como Elmar Rojas, Efraín Recinos y Rina Lazo, quienes integraron la cultura maya y los temas nacionales en sus obras.
Esta herencia se manifiesta en símbolos recurrentes —jaulas abiertas, corazones con luz, aves doradas— que construyen un universo poético de libertad y transformación.
El uso de tonos azules y violetas refuerza la atmósfera introspectiva y espiritual, mientras que el contraste entre luz y sombra sugiere una tensión entre lo oculto y lo revelado.
García Fratta crea desde una doble identidad fronteriza, lo que le permite articular una visión híbrida y simbólica que responde a la necesidad de reconectar con las raíces, reivindicar lo femenino y transformar el dolor en belleza.
En el contexto cultural de Ciudad Juárez y Guatemala, su obra se convierte en un acto de resistencia poética, donde la introspección, la memoria y la espiritualidad indígena son herramientas de expresión y sanación.
A través de sus lienzos, la artista invita al espectador a liberar sus emociones, reinterpretar su historia y reconectar con lo espiritual, en un viaje visual que transforma la contemplación en experiencia.
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