POR: LUIS CARLOS CARRASCO MARTELL.
Qué pretendía Enrique Peña Nieto y su grupúsculo de Atlacomulco al imponer a un dirigente sin militancia partidista, como lo es Enrique Ochoa Reza, quien hasta hace días dirigió el rumbo del priismo nacional. Como si esto no fuera suficiente, su desconfianza en los cuadros que conforman su partido, lo llevó a elegir como candidato a la presidencia de la republica a José Antonio Meade Kuribeña, al igual, sin militancia partidista. Ambos servidores públicos en el gobierno federal, sus cartas de presentación vaya calamidad.
Ante la adversidad el PRI no acciona reacciona y probablemente tardíamente. La abrupta remoción de Enrique Ochoa Reza en la Dirigencia Nacional del PRI, tiene infinidad de lecturas; algunas tienen que ver con la propia decadencia de falsos liderazgos impuestos tradicionalmente por las cúpulas del poder fático y necesariamente, por quién dirige el destino del país y esto nada tiene que ver con costumbres de un solo partido.
El propósito es reflexionar sobre los motivos que hicieron tomar la crítica decisión de cambiar tan intempestivamente de rumbo de los personajes que dirigen el PRI, pensando maquiavélicamente le puede suceder hasta al mismo candidato presidencial Antonio Meade kuribreña, nadie se atrevería a descartarlo, pero puede suceder.
Muchos nos preguntamos, ¿acaso, no fue suficiente lo que Enrique Ochoa Reza hizo en la CFE?, una lista interminable de agravios a empresarios y a la ciudadanía misma, al aumentar de forma arbitraria las tarifas eléctricas en hogares, empresas industrias y a los mismos gobiernos. Desde entonces se reflejan altos consumos de energía eléctrica. Adquisiciones millonarias, créditos que han desestabilizado sus finanzas, la caída de ingresos, no le incomodaron, la Reforma Energética seguirá siendo prioridad, aunque falten los recursos económicos para completar el proceso de división que implica inversiones millonarias.
Tan solo aquí en Ciudad Juárez, no hay ni para papel de baño, ni para lavar unidades y abastecerlas de combustibles, mucho menos para manejo administrativo, tienen en jaque a sus proveedores a quienes se les adeuda hasta la respiración. Lo más criticable de Ochoa Reza, fue su falta de tacto, cuando prefirió despedir al cuerpo de seguridad que se coordinaba con la SEDENA para resguardar por cuestión de seguridad nacional las instalaciones de CFE. Prefirió el muchacho, dejarlas inermes ante cualquier eventual ataque; su vergonzosa liquidación integra de 2.5 millones de pesos como despido y no como renuncia: Todo eso, no fue suficiente para poner en tela de juicio su capacidad de liderazgo que durante año y meses experimentó.
La osadía de impulsarlo como dirigente nacional del PRI, llegó desde Los Pinos, cuyo único atributo era un servilismo hacia el presidente EPN y la recomendación de su entrañable amigo, Luis Videgaray, Ni militancia, ni prestigio valieron, la imposición desde el mismo gobierno permitieron la parafernalia de todos los sectores que integran el priismo nacional, pero hubo gente con capacidad de discernimiento que impugnó de inicio tan lamentable decisión; obviamente agravó el divisionismo al interior del partido ante una ya terrible crisis en la que se encontraba inmerso.
Líderes tradicionales del priismo vaticinaron su caída, sectores importantes nunca lo vieron como un elemento que garantizara unidad, por el contrario, su falta de tacto lo hicieron tropezar al tratar de mantener un liderazgo absoluto, cuya rúbrica era la imposición de candidatos dañando las estructuras del priismo en estados y municipios, en todo el país y un ejemplo claro es Chihuahua.
La senadora y actual candidata a una diputación federal, Lilia Merodio Reza, fue de los pocos priistas que alzaron la voz oponiéndose a la designación de Ochoa Reza, denunciando imposiciones de delegados para favorecer en todo momento al ex dirigente estatal Omar Bazán, quien juro y perjuro, no interesarle ninguna candidatura, sin embargo, ahora ocupa el primer lugar de la lista de plurinominales para diputado. Con ello “El chihuahuita power”, fracturó totalmente el priismo en el estado. En él y en Ochoa Reza, recae la responsabilidad que grandes personajes del priismo local hayan renunciado a años de militancia, pero lamentablemente Chihuahua no fue el único caso.
Enrique Ochoa Reza deja al PRI muy lastimado, mal herido; para no dejarle toda la responsabilidad puede compartirla con quien ocupara la secretaría general, Claudia Ruiz Massieu: Nunca podrá sacudirse lo más deleznable del priismo contemporáneo en la figura de su tío Carlos Salinas de Gortari.
El tiempo es apremiante para los priistas, los favoritismos, la cerrazón para el diálogo abierto, las imposiciones, deben ser temas que eventualmente, deben tratarse, sin embargo cada cosa en su momento y espacio. Hoy el rumbo del PRI nacional, no tiene un personaje de militancia comprobada, René Juárez Cisneros ex gobernador de Guerrero, es gente muy cercana a Miguel Ángel Osorio Chong.
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