Por: Luis Carlos Carrasco.
La magnitud del evento no era para menos, Ayer 01 de diciembre del 2018, el pueblo de México fue testigo de la entronización de Andrés Manuel López Obrador, como Presidente de la República Mexicana. Después de dos intentos fallidos de forma consecutiva; la parafernalia en torno a dicho acontecimiento, no se hizo esperar. Tumultos de personas buscaban la foto con él, el mismo que prometió llevar a cabo la Cuarta Transformación en del País y se hizo presente de principio a fin.
Ya en el recinto del Congreso de la Unión, fue ovacionado después de expresar un sobrio discurso donde las sorpresas fueron lo menos. Un presidente de la Cámara de Diputados como Porfirio Muñoz Ledo, diezmado evidentemente de su salud, no pudo estar a la altura de las circunstancias sin embargo aun así cumplió con los protocolos deseados. Una oposición solo en teoría buscaba ser protagonista, pero fue ¨desarmada¨ al no presentarse Nicolás Maduro, presidente de la agobiada Venezuela. Después de haber estado AMLO en el recinto oficial, llegó a Palacio de Gobierno donde el presidente de México, ofreció una comida a todos los diplomáticos y jefes de Estado.
La retórica de AMLO contundente, hablo de temas trascendentales para el país como la creación de la Guardia Nacional, la reforma a la constitución, leyes para combatir la corrupción, la construcción de proyectos de trascendencia nacional como el tren Maya, refinerías, apoyos económico.
Para la zona fronteriza, donde incluye a Ciudad Juárez, dijo que habrá de convertirse en una zona “Franca”, ya que es auténticamente competitiva con el vecino país norteamericano, Además hizo referencia a la disminución de un 8 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y de un 20 por ciento al Impuesto Sobre la Renta (ISR) para personas físicas y morales, lo que significaría en la práctica un aumento significativo de empleos y de salarios para el trabajador, además del pago de energéticos como la gasolina más barata.
De inicio se antoja una tarea difícil, pero no imposible con el respaldo absoluto del Congreso de la Unión, donde los contrapesos, no existen, no por ser una minoría los partidos de oposición, sino porque no tienen calidad moral para debatir.
El presidente de México, habló en todo momento de un gobierno austero, y en la práctica lo demostró al llegar a la toma de posesión en un carro de la marca VW Jetta modelo 2013 que le acababan de reparar varios golpes que traía en su carrocería. “No puede haber un gobierno rico con un pueblo pobre”, lo ha reiterado infinidad de veces y el cambio a un nuevo régimen parece indicar que va en serio.
Con un país profundamente agraviado, se busca con la llegada de AMLO a la presidencia el inicio de una transformación profunda de un hombre con sustento moral que ha prometido, no buscar reelegirse, ni caer en esa tentación como lo han hecho gobiernos de América latina con gobiernos alejados e ideologías neoliberales que tienen sumido en la corrupción y la impunidad a esos países incluyendo a México.
AMLO le apuesta a un gobierno con participación democracia, participativa, donde la soberanía debe radicar esencialmente en el pueblo. Contento se le vio en todo momento, el baño de pueblo lo esperaba pacientemente con la organización del “AMLO- Fest” en el zócalo de la CDMX, un momento histórico para México. Sus ciudadanos le han dado la confianza para que inicie la llamada Cuarta Transformación del País.

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