Por Jesús Galindo, en Cd. Juárez.
Febrero de 2018.
Hace unos meses, el candidato presidencial por el PAN, Ricardo Anaya, difundió la propuesta de implementar el Ingreso Básico Universal en México (IBU). La iniciativa, dice su promocional, consiste en una cantidad de dinero que se pagaría mensualmente a cada uno de los ciudadanos por el hecho de existir, desde el nacimiento hasta su muerte. Actualmente el IBU ya es una práctica en países de Europa, Asia, África, Norteamérica y Sudamérica, su propósito es colocar a los ciudadanos fuera del umbral de la pobreza. Claro que estas son las letras grandes de la propuesta, adentro, en el desarrollo de los capítulos, hay que regular y reglamentar los alcances y la operación del IBU en su momento como una política o como un derecho para los ciudadanos.
Las motivaciones del IBU se basan en las siguientes hipótesis o tendencias:
- El 65% de los trabajos que ocuparan a los jóvenes de hoy, aun no existen,
- El talento está directamente relacionado con la productividad de las empresas,
- La competitividad global atrae más trabajos de media y alta complejidad tecnológica,
- Mayor compensación económica beneficia a la economía local, regional y nacional.
Actualmente, en los países desarrollados existe una gran cantidad de avances tecnológicos y con ello, abundan accesorios digitales y las llamadas aplicaciones inalámbricas en la telefonía celular que han facilitado la vida, si, pero a costa de no requerir más la interacción entre personas, ya no hay que ir siempre de forma indispensable con un doctor a revisarse niveles de presión o de azúcar, ni siquiera a recetarse con cierto riesgo; ya no hay que necesidad de acudir a consultar un libro a la biblioteca, ni de hacer una visita a las amistades; ya dejó de ser tan riguroso cursar un taller de formación interactuando con personas, mucho material en videos se encuentra en la red y su famosa nube.
Además, el mercado está produciendo aparatos robóticos de punta que reemplazan a los operadores en las maquiladoras, ya hay anuncios y ordenes para comprar autos y otros transportes no tripulados; los drones sustituyeron la contratación de avionetas y sus pilotos para filmar escenas desde el aire, cuánto empleado, básico y especializado ha sido desplazado de la ocupación en los mercados?
Al inicio de la reflexión, comenté que la propuesta del IBU se aventó al mercado político electoral en momentos de precampaña, es un producto atractivo y de vanguardia pero inacabado. En la agenda de la discusión y de la implementación, se le va dar forma en sus alcances, en su operación y en su fondeo.
Poner en práctica el IBU no será fácil, porque además de requerir con recursos suficientes en forma sostenida, la convivencia social va cambiar en sus hábitos y formaciones.
De entrada, cuántos nacimientos hay por segundo en el país? Tener niños va ser una oportunidad de las clases marginadas para el cobro de ingresos por familia y se va descontrolar el índice de nacimientos? Las utilidades de las empresas con empleo de robótica e inteligencia artificial, van a generar tantos impuestos para fondear el IBU o hasta dónde va alcanzar esta fuente de recursos? Si llegase a interrumpirse la dotación del ingreso universal, la población se va quedar conforme? Tan solo por nacer ya se va contar con ingresos sin ningún esfuerzo a cambio? Se van a modificar los modelos educativos para erradicar profesiones de relativa ocupación a cambio de otras con tendencia futurista? La persecución inalcanzable del pleno empleo de los factores económicos, va ser desechado de los sistemas económicos?
Con la premisa de que nada es gratis y aquello que lo es, no se valora, no parece saludable que el IBU se deposité así nomas a los mexicanos, por nacer y seguir vivo, eso atenta contra la salud personal, contra la salud pública y contra el sistema económico, es como materializar aquel absurdo de repartir el ingreso nacional a los habitantes de un país.
Está claro, amén de pretender reducir el umbral de la pobreza con el desempleo que viene, el IBU persigue sostener y elevar el consumo efectivo en la economía, en contra de los desequilibrios con riesgo de ser detonados con la desocupación que viene.
El producto anunciado o la oferta planteada por el candidato del PAN, esta inacabado, es una descripción a nivel conceptual y con tramos por desarrollarse aun, su implementación no es de corto plazo, empero, si es una tendencia focalizada en regiones del mundo debido a la creciente sustitución del trabajo humano por la robótica y otras inteligencias en algunos segmentos laborales, por eso es impostergable revisar experiencias, iniciar pruebas paulatinas y construir las bases del IBU, esa es la ventaja y la virtud de la propuesta adelantada de Ricardo Anaya, sin cohibiciones y si con visión.
Antes de salir.- Si la congruencia sigue siendo una virtud y el voto útil una opción de razonamiento, en algún punto de las encuestas, Ricardo Anaya y Margarita Zavala (sin descartar a Rios Pitter) deberían replantear sus proyectos.
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