POR: RAÚL GARCÍA RUIZ.
Las fronteras son escenarios geográficos únicos en el mundo. Sin duda cada una con sus características muy especiales, pero con el mismo común denominador que es la convivencia diaria e intercambio permanente de personas, mercancías, costumbres, ideologías, culturas. Sólo el que vive o ha vivido en frontera entiende la dinámica diaria, la importancia de la comunicación e interacción permanente y el cariño que se forja entre los habitantes de esa comunidad que la geografía ha decidido dividir pero que su gente día con día se encarga de mantener como una sola.
En estas comunidades fronterizas es común el arribo de personas de distintas ciudades o partes del mundo, las cuales enriquecen con su empeño y deseos de superación las diversas áreas de trabajo o servicio existentes.
Aquí en las fronteras se aprende y se enseña a convivir, respetar, tolerar, ayudar. En las fronteras nos queda claro que la migración es un fenómeno natural, que la integración y mezcla de razas y culturas nos fortalece como sociedad. Entendemos que el migrante no viene a delinquir, llega con la intención de superarse y mejorar su calidad de vida. Llega a colaborar con el entorno que lo recibe y pone a su disposición todas los talentos adquiridos a través de su vida.
Lo ocurrido este fin de semana en El Paso Tx. no refleja de ninguna manera el sentimiento de los habitantes de esta gran metrópoli formada por Juarez, El Paso y Las Cruces. Tres ciudades, tres estados y dos países diferentes que han logrado a través de la historia fortalecer los lazos de amistad y cooperación necesarios, entendiendo que solo unidos se pueden lograr grandes cosas.
El que el individuo responsable de este acto terrorista y de odio racial no sea residente de esta región fronteriza nos debe aliviar en cierto sentido. Porque a pesar del discurso xenofobico del presidente Trump, de las redadas migratorias que se han llevado a cabo en algunos lugares, del cierre parcial de garitas migratorias que vino a aumentar de manera considerable los tiempos de cruce internacional, del desvío de agentes migratorios a otras áreas para desestabilizar la vida fronteriza y manipular al votante en aras de un proceso electoral , el residente norteamericano en esta frontera no ha comprado este discurso, al contrario, siempre ha sido solidario con su vecino mexicano, al grado tal que recibió a una gran parte de juarenses cuando la inseguridad amenazaba con acabar vidas y sueños de algunos de ellos.
Desde este espacio vaya nuestra solidaridad, cariño y apoyo a las familias involucradas en estos trágicos sucesos. Lejos de buscar culpables y responder a la violencia con violencia, estoy convencido que habremos de demostrar una vez más que somos una sola comunidad. Una comunidad orgullosamente hispano-americana, con espíritu resiliente y siempre mirando al futuro. A poco no?
TIMING POLÍTICO.
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