Timing Político

La política tiene su propio Timing

Contra la Ley de Infancia Trans

POR. LIC. GILBERTO MIRANDA

La Ley de Infancia Trans en México es un tema de discusión reciente y ha pasado por varias etapas de desarrollo. En 2019 se creó y se apruebó la Ley de Infancias Trans en la Ciudad de México. Sin embargo, la ley ha permanecido en el limbo en el Congreso de la Ciudad de México desde entonces.

En noviembre de 2019, el Congreso de la Ciudad de México aprobó un proyecto de ley sobre la Ley de Infancia Trans, pero aún debe ser discutido en el pleno. En agosto de 2021, el Gobierno de la Ciudad de México publicó una reforma que permite a los adolescentes transgénero cambiar su acta de nacimiento.

La reforma permite que cualquier persona mayor de 12 años que se autoidentifique con un género diferente al registrado en su acta de nacimiento pueda solicitar un cambio a través de un proceso administrativo.

La ley anterior en la Ciudad de México discriminaba por edad, por lo que solo los mayores de 18 años podían cambiar su acta de nacimiento. La Ley de Infancia Trans no ha sido aprobada oficialmente en la Ciudad de México, pero la reforma en agosto de 2021 es un paso hacia adelante en la materia.

¿Pero, por qué me opongo a la Ley de Infancia Trans? Por la evidencia científica y el desarrollo integral del menor. En cuanto a la evidencia científica, existen diversas investigaciones que sugieren que la mayoría de los cerebros humanos tardan hasta los 25 años en desarrollarse, aunque estas tasas pueden variar entre hombres y mujeres.

Incluso, algunos estudios señalan que el cerebro no alcanza la plena madurez hasta los 30 años. La corteza prefrontal (la parte de la frente en la cabeza), es una parte importante del cerebro que afecta la forma en que regulamos las emociones, controlamos el comportamiento impulsivo, evaluamos el riesgo y hacemos planes a largo plazo, y en este aspecto, aunque el cerebro humano madura en tamaño durante la adolescencia, los desarrollos importantes dentro de la corteza prefrontal y otras regiones se dan hasta bien entrados los 20 años. De tal manera que influir en la elección de la sexualidad del menor es cuanto menos un hecho coactivo, en todo caso se debe dejar a la naturaleza y a la biología que actúen, sin sesgo emocional.

En cuanto al desarrollo integral del menor, lo que es responsabilidad del adulto es garantizar en la medida de lo posible un sano crecimiento físico, intelectual y emocional de los niños, dentro de un entorno de libertad y contención ante las debilidades y amenazas.

En materia de política pública, la intervención del Estado en la vida privada y en las decisiones personales, incluyendo la orientación sexual, es una violación de los derechos individuales. La sexualidad se debe ejercer de manera libre y voluntaria, no a través de la coacción ni de la ley. Decirle a un niño que puede adquirir el género que desee es un error científico con consecuencias físicas, intelectuales y emocionales graves.

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