Timing Político

La política tiene su propio Timing

Dos tecnócratas, un falso mesías y un payaso.

«La técnica de la infamia está en inventar dos mentiras y hacer que las personas discutan acaloradamente sobre cuál de ellas es verdadera»

Ezra Pound.

Es lamentable la situación de nuestro país, a donde quiera que se volteé crece la violencia, desde todos los ámbitos posibles: profesionales, privados y públicos. De acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el año 2017 se registraron 25,339 homicidios dolosos en México, tal parece que hemos adoptado como cotidianas las escenas de asesinatos, extorsiones y demás atentados a la seguridad ciudadana, no hay quien nos proteja, los gobiernos de todas las esferas existentes se echan la pelota unos a otros. Mientras tanto nuestro país se encuentra a la deriva y no hay quien ponga orden.

En el ámbito económico el panorama no es muy distinto, de acuerdo a el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) para el año 2016, había en nuestro país alrededor de 53.4 millones de personas en condiciones de pobreza, de los cuales, 9.4 millones se encontraban en situación de pobreza extrema, muy seguramente para este 2018, la situación se ha agravado de manera significativa.

Mientras todo esto ocurre, en una realidad alterna, se encuentran nuestros candidatos a la Presidencia de la República, primeramente hablaré de dos ofertas de la tecnocracia política, dos individuos que han servido y se han servido del sistema político mexicano, nunca han ganado una elección popular pues jamás han sido votados por ningún mexicano o mexicana, está será la primera vez que compitan por un cargo de elección popular.

José Antonio Meade y Ricardo Anaya, han sabido menearse entre las redes del poder, logrando solamente con su habilidad de negociación, un poco de argucia y engaños, llegar a donde están ahora. Su reputación les antecede.

Ningún mérito se les reconoce a los candidatos del PRI y del PAN, sus postulaciones son una clara muestra de que las élites políticas y económicas en México, temen cada vez más a las decisiones de la gente común. Algo más vincula a ambos personajes: su ambición por el poder. Coinciden también en su capacidad para conciliar intereses antagónicos, sin importar la coherencia política, harán lo que sea necesario con tal de obtener su propio beneficio.

Lo mismo pactan con Peña Nieto, que con Calderón y con Carlos Salinas, muy seguramente de ganar la presidencia Andrés Manuel López Obrador, logren también negociar con él, todo con tal de no quedar tan mal parados, mucho menos fuera del sistema político.

Hablando de López Obrador, vaya visión de la vida que tiene, presume de haber visitado todos los municipios del país y cuando se le pide que proponga soluciones a temas tan sensibles como los de la seguridad pública o el de la pobreza  en nuestro país, solo alcanza a atinar una respuesta: “llegando yo a la presidencia, acabaré con la corrupción” ¿y así espera que creamos que puede resolver los grandes problemas nacionales?

Su campaña apela a una antigua perspectiva de la realidad social: el estructural-funcionalismo. Dicha corriente apela a decir que la sociedad se mueve en función de la esperanza, la motivación del pueblo sería aspirar a la movilidad de una clase a otra, algo así como un cambio de “status”.

Es triste saber que los grandes problemas del México actual son la seguridad pública y la pobreza, sin embargo es más triste darse cuenta de que el candidato puntero, no se atreve a decirnos como va a lograr abatir uno u otro tema. López Obrador es un falso mesías que nos asegura que «acabando con la corrupción todo se va a solucionar”, casi es lo equivalente a afirmar que “echándole ganas las cosas salen”.

Menudo futuro el que nos espera, si tenemos un gobierno que se basa en las buenas voluntades, pero que no logra aterrizar nada por no tener un plan concreto, el país caerá en un desorden peor, pero eso sí, sin corrupción.

Finalmente tenemos un candidato muy ocurrente, digamos un payaso que se vende como un supuesto independiente, pero que en realidad obedece a intereses empresariales y políticos muy específicos, asentados en la Sultana del Norte, es evidente que se sabe perdedor, sin embargo le apuesta a representar una tradición que tiene más de cien años, dar muestra del poder económico de la región noreste a los políticos del centro del país.

Su paso por la contienda, será desde una perspectiva del “rebane” político, a muchos neoleonenses les encanta burlarse de la vida, pues el estrés del tráfico, la competencia laboral y profesional, los deja exhaustos al llegar a casa. A más de uno le ha encantado la propuesta de Jaime Rodríguez: “¡le mochamos la mano!”.

De vuelta a la cruenta realidad. El pasado lunes 21 de mayo en Guadalajara, sufrió un atentado fallido el ex-fiscal del estado y actual secretario del Trabajo en Jalisco, Luis Carlos Nájera, horas más tarde se registraron en esa ciudad el oriente mexicano dos narco-bloqueos, en los cuales se incendiaron varios vehículos, entre ellos un camión de transporte urbano con pasajeros dentro.

En la tragedia, el pequeño Tadeo de tan solo 8 meses, murió a causa de la gravedad de las quemaduras mientras que su madre aún se encuentra hospitalizada, en estado delicado de salud.

”¿Por qué se llevan a gente inocente? ¿Por qué matan a gente inocente que nada tiene que ver? Si se quieren matar, que se maten entre ellos y no dañen a gente buena”, se lamentaba un familiar de las víctimas mientras ahogaba el llanto.

Las preguntas para nuestros candidatos a la Presidencia de la República serían:

¿En qué México viven ustedes?

¿Ven solo lo que quieren ver cuando viajan por todos los municipios de México?

¿En hacer mofa de la clase política se gastan nuestros recursos públicos?

¿Acaso no ven el dolor del pueblo?

 

Carlos Iván González Ibarra

Periodista e Historiador.

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