Timing Político

La política tiene su propio Timing

EL DEBATE, ¿MUESTRA DE EJERCICIO DEMOCRÁTICO O UNA VULGAR FARSA?

Por: Luis Carlos Carrasco Martell

 

En un debate,  lo más relevante es enfatizar en los temas que comprenda la gente y no necesariamente significa lo más importante para el electorado. El domingo 22 de abril se llegó la fecha del tan esperado debate entre candidatos presidenciables, todos llegar impecablemente vestidos al Palacio de Minería de la CDMX.

En un orden de izquierda a derecha que nada tiene que ver con ideologías, Margarita Zavala, José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador y Jaime Rodríguez, “el Bronco”. Los cinco que debieron ser solo tres, debatieron al igual sobre tres temas centrales como ejes de discusión: Violencia e Inseguridad, Corrupción e Impunidad y el último referente a Política y Gobierno, tema en el cual honestamente se perdieron los candidatos, enfrascados en acusaciones mutuas. Dejaron ir valiosos espacios para la exposición de ideas que al electorado le hubiera gustado conocer.

En un formato novedoso, incluso cómodo para los participantes, copiado del vecino país norteamericano. Los moderadores hicieron gala de su impecable elocuencia y capacidad de dirección, Denisse Maerker Salmon, Azucena Uresti Mireles y Sergio Sarmiento Fernández de Lara, reconocidos periodistas en el ámbito nacional. Una crítica a su trabajo en lo referente a la falta de tacto para dejar terminar las exposiciones de los cinco candidatos o de alguna forma avisarles que su tiempo estaba por concluir, aun así mostraron dominio del escenario que no es fácil.

Sobre los candidatos hay mucha tela de donde cortar, empecemos como mujer que es con Margarita Zavala, sus asesores se excedieron, sobre ensayada o sobre actuada, no se veía natural en sus expresiones corporales, su braceo dejó mucho que decir si a esto le aunamos su evidente tartamudeo y lo  atropellado de su discurso que la forzaba a cortar palabras.

Por otra parte, no supo ser una candidata verdaderamente independiente, detrás de ella la sombra de su esposo el malogrado  Felipe Calderón Hinojosa. Desarticulada en su discurso poco elocuente en sus propuestas, lo único a favor de su proyecto de campaña fue la constante reivindicación de la mujer, nada que perder, para ella los votos que pueda generar ya es ganancia, pues representan votos que no van para Ricardo Anaya. Además ante la desproporción en cuanto a imagen en spots televisivos y radiofónicos para un candidato independiente en comparación a los demás candidatos, es francamente ridículo.

De Antonio Meade “pepetoño”, podemos decir que no quiso salirse de la zona de confort o de plano entendió mal la “pichada”, era el momento propicio para desligarse de Enrique Peña Nieto. El electorado lo identificaron con los malos de la película, cuyo significado es más de lo mismo, en otras palabras representa la continuidad de un mal gobierno.

Por otra parte Meade de momento lanzó ataques coordinados junto con Ricardo Anaya en contra de AMLO, sin embargo se dio cuenta un poco tarde que su principal interés es saltar a la segunda posición de preferencias electorales y arreció su ataque frontal en contra del panista Anaya que al defenderse dejo respirar a AMLO.

La presencia física de Ricardo Anaya, tal vez, no imponga con su cabello al puro estilo reggetonero y sus labios partidos, no le dio tiempo de ir a una farmacia por un bálsamo, aun así lo que verdaderamente impone es su capacidad discursiva, dicen que el alumno supera al maestro y nos hizo recordar aquel debate donde participó Diego Fernández de Cevallos, otro excelente orador en las filas del panismo.

Pese a sus antecedentes Anaya se vio aplastante, no había necesidad de tanta gráfica que mostró a la audiencia, al más puro estilo de profesor de secundaria. Creo, a pesar de todo, que Anaya fue el que mejor se desenvolvió en el debate, sin embargo le falta autoridad moral cuando al hablar de corrupción evade el grave problema en que se ha visto envuelto en estos últimos meses. No termina por convencer por más pruebas que presente a su favor. Definitivamente fue el único que hizo trastabillar a AMLO, no obstante prefirió dirigir sus ataques a Meade. Y como dice un comentarista deportivo “era suyo y lo dejó ir”, esto le puede costar la presidencia, o a lo mejor tiene algo preparado para el siguiente debate o prefiere esperarse hasta el último.

AMLO, poco después de haber iniciado el evento se le vio cansado, fatigado; para un debate su lenguaje es sumamente pausado, su molestia fue evidente al comprender los orquestados ataques de sus adversarios, quienes parecen haber actuado bajo consigna. El estado de salud de AMLO, no lo sabemos, lo desconocemos, pero no dejó de sorprendernos, no sabemos si tenga principios de Parkinson o se encontraba extrañamente  nervioso porque a la hora de presentar gráficas que tampoco es su fuerte, su brazo temblaba demasiado,  preocupado tal vez.

Creo que no pierde, pero tampoco gana. Evasivo a preguntas expresas del candidato panista, simple y sencillamente, no le siguió el juego a él ni a ninguno de los candidatos, mantuvo su postura firme sacando de sus casillas al joven Anaya, quien sorprendido esperaba le respondiera, tal vez su objetivo radicaba en continuar diciendo en su propaganda que la contienda electoral es de dos, no fue así.

De Jaime Rodríguez alias “el bronco” ni vale la pena gastar tinta, unas veces en el papel de moderador cuestionando a candidatos, otras veces bromista y pedante. Se aventó propuestas estúpidas, no pudo quitarse el estigma de fraudulento por los motivos de todos conocidos. Cómodo en su papel de norteño sincero, pero con un pasado como gobernador de Nuevo León a todas luces cuestionable.

El debate en si cumplió con los objetivos, una plataforma de  proyección de estrategias, propuestas y diagnósticos de cada uno de los candidatos, faltan dos debates, tal vez innecesarios, por los gastos millonarios que ambos representan o cual es la necesidad de efectuarlos, el que sigue en la ciudad de Tijuana B. C. y el tercero en la ciudad de Mérida Yucatán, cuando ya se cuenta con la infraestructura necesaria del primer debate con un costo de 20 millones de pesos aproximadamente. Sin sentido considerando que el evento, va dirigido a los telespectadores principalmente, se entiende como una forma de justificar gastos, ojalá y la transparencia se cumpla de quién busca y debe poner el ejemplo en materia electoral.

Quienes vieron a detalle el debate,  Andrés Manuel López Obrador de cierta manera abre el abanico de la amnistía, no solo a narcotraficantes, sino a quien señalamos como delincuentes de cuello blanco que de ninguna forma significa impunidad, contrario a Ricardo Anaya que ha dicho que de llegar a ser presidente meterá a la cárcel a EPN.

Entonces la tesis de una posible alianza entre PRI Y PAN (PRIAN) para derrotar a AMLO se descartaría para dar paso a una posibilidad aunque muy remota de que el PRI concerte alianzas con MORENA (PRIMOR) en fin, en una democracia, no es importante lo que ofrezcan los candidatos o partidos, sino sus hechos.

Dicen que el fin justifica los medios, Andrés Manuel López Obrador es el más astuto de todos viendo la posibilidad de alianzas, es el primero que levanta la mano. Al final todos agarraditos de la mano, excepto ya sabes quién.

TIMING POLÍTICO.

About Author