Timing Político

La política tiene su propio Timing

EL DILEMA DEL PRISIONERO

POR: GIL MIRANDA

 

El 26 de octubre del 2009, el medio de comunicación “Emeequis” publicó un informe llamado “El verdadero hoyo fiscal: 400 grandes empresas (casi) no pagan impuestos”, realizado por Fátima Monterrosa, en donde se dan a conocer los nombres de las empresas que no pagan impuestos y sus formas de instrumentación fiscal. Durante el periodo en que se realizó la publicación, el secretario de Hacienda y Crédito Público era Agustín Carstens, quien estuvo del 2006 al 2009.

El prólogo del informe realizado por Fátima Monterrosa dice: “Escudadas en una legislación que los diputados y el gobierno federal no quisieron tocar, los más de 400 grandes consorcios empresariales del país gozan de un excepcional privilegio fiscal: (casi) no pagan impuestos. Lo reconoce la propia Secretaría de Hacienda en un documento oficial: ‘400 grandes grupos empresariales acumularon ingresos por 4 billones 960 mil millones de pesos en 2008, pero apenas pagan 1.7% en promedio de Impuesto Sobre la Renta’. Eso significa, en otras palabras, que posponen de manera indefinida el pago de impuestos. Tanto que en 2008 quedaron a deber una cantidad cercana a 132 mil millones de pesos. Y nadie sabe, ni las mismas autoridades, si algún día pagarán”.

El problema está en las cuentas que se hacen y para eso está la Matemática que es una ciencia exacta que estudia principalmente los números y los símbolos, y la relación que existe entre estos dos elementos. De esta ciencia se desprende la Teoría De Juegos, que estudia la manera de tomar decisiones y de relacionarse entre seres humanos dentro de estructuras que ofrecen beneficios y recompensas.

De la Teoría De Juegos se desprende El Dilema Del Prisionero, este es un juego en donde todos los jugadores implementan sus estrategias para sacar el máximo provecho individual, sin sacar el máximo provecho en conjunto, pues cada jugador defiende sus intereses. Sin embargo existe una forma para que todos los jugadores saquen el máximo provecho individual y en conjunto al mismo tiempo: coordinando las estrategias de todos los jugadores.

El Dilema Del Prisionero es un juego que se basa en tres principios muy sencillos, el primero: ningún jugador delata a otro, así ambos reciben un castigo menor; el segundo, un jugador delata a otro, así el delator recibe un castigo menor y el delatado recibe un castigo mayor; y el tercero, todos los jugadores se delatan, así todos los jugadores reciben un castigo mayor.

El 1 de julio, tras la victoria de Andrés Manuel López Obrador por la presidencia de México, comenzó el juego de El Dilema Del Prisionero. Todos los jugadores planearon diversas estrategias y las aplicaron para obtener el máximo provecho individual y colectivo, pues todos los jugadores coordinaron extrañamente sus estrategias.

Importantes personalidades de diversos ámbitos quienes declararon que de ganar Andrés Manuel López Obrador se irían del país, siguen en México y no solo siguen aquí, como era de esperarse, sino que han cambiado un discurso belicoso por uno pacifista y conciliatorio. No está mal pues la capacidad de adaptarse es un síntoma de inteligencia pero quizá eso no es adaptarse ni tampoco es inteligencia, quizá es conveniencia.

Durante el proceso electoral, por ejemplo, grandes líderes del sector empresarial se manifestaron abiertamente en contra del candidato de Morena, ahora presidente electo, llamándolo «intolerante» y «populista» entre otras tantas cosas e incluso hubo empresarios quienes se atrevieron a grabar videos y a firmar cartas aconsejando no votar por Andrés Manuel López Obrador.

El líder de Morena puede ser cualquier cosa, cada quien tiene su punto de vista positivo y negativo, pero a pesar de todo lo que se dijo antes del 1 de julio todavía no se ha visto a los empresarios llevándose sus empresas fuera del país ni lo harán y evidentemente nadie quiere que eso pase, pero debieron ser más cuidadosos en sus formas porque se vieron mal.

No era necesario hablar tanto ni tan mal. En el juego de El Dilema Del Prisionero todos los jugadores, políticos y empresarios, sabían que en determinado momento tenían que coordinar sus estrategias. Aplicaron el primer principio de este juego: ningún jugador delata a otro, así ambos reciben un castigo menor.

TIMING POLÍTICO.

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