En torno a Rafa Márquez.

Por: Servando Pineda Jaimes.

Suponiendo sin conceder respecto a la acusación que EE.UU. le hace a Márquez. Veo dos debilidades en todo esto. Uno convalidar y seguir dándole a Estados Unidos el estatus de policía del mundo (así con minúsculas). ¿Quién le otorgó ese poder? A ahora resulta que a la administración Trump, le tenemos que creer quién es bueno y quién malo. Quién es narco y quién no. Esto debería venir de nuestras propias instituciones, si es que estamos en un verdadero estado de derecho, como pregonamos.

Y dos, si es verdad lo de Márquez, entonces, ¿en dónde estaba la PGR?, ¿nunca vio nada? Me parece que más que hablar de ocasos y finales de un futbolista, deberíamos estar también hablando del fracaso, del fin, de la muerte de nuestras instituciones. Se llevan y llevan a Estados Unidos a narcotraficantes mexicanos acusados de múltiples delitos pero que ¡oh sorpresa! ¡Aquí están limpios para la PGR, para Hacienda, para el SAT!

O sea: Rafa Márquez es acusado de vínculos con el narcotráfico por Estados Unidos, mientras que en México ¡ninguna autoridad se dio cuenta!, ni lo acusa de nada. Y que no nos vengan con el cuento que esta investigación fue producto «de años de esfuerzos entre autoridades mexicanas y estadounidenses», porque entonces sería peor. Si los delitos son aquí, ¿por qué los anuncios los hace Estados Unidos? No nos engañemos. Porque ellos hacen el trabajo.

¿Es el fin, es el ocaso de un futbolista? No lo sé. Lo que sí me queda claro es el ocaso, el fracaso de las instituciones como la PGR, Hacienda, el SAT que hacen un manejo político de su trabajo, muy lejos de la institucionalidad con la que deben operar, que nada ven y que al parecer, todo encubren. Y si estaban al tanto, peor tantito pues entonces queda en evidencia su papel lacayuno, haciéndole el trabajo al Departamento del Tesoro.

¿Cuándo veremos que gracias al trabajo de nuestras instituciones desmantelemos redes de narcos y detectemos redes de lavado de dinero? ¿Solo EE. UU., lo puede detectar? Me temo que no, que solo hay encubrimientos y complicidades y corrupción, mucha corrupción que se traduce en impunidad. Y como otro ejemplo, ahí están la casi docena de exgobernadores enriquecidos durante sus mandatos pero que para desgracia de este país, la PGR permanece ciega, sorda y muda. Cuando le conviene, claro…

TIMING POLÍTICO.

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