Timing Político

La política tiene su propio Timing

Ética y política.

Por Carlos Iván González

“En la constitución del hombre el deber preponderante es el bien común; el segundo es no ceder ante las pasiones corporales, porque es propio del movimiento racional e inteligente marcar sus confines y no dejarse vencer por el movimiento sensorial o impulsivo”.

Marco Aurelio, Meditaciones, libro VII, 55

 

La ética es de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, el “conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”, la cuestión viene al caso, dado que en recientes fechas hemos sido testigos de la escasa o nula conciencia del deber público que muestran nuestros gobernantes, quienes muchas veces se dejan llevar por la pasiones y los desvaríos del poder, dando muestra de su escaso respeto por la vida ajena y el buen vivir.

¿Cómo podemos confiar nuestros recursos públicos e intereses comunes a personas con escaso raciocinio y poco o nulo control de sus propias acciones? ¿Si son capaces de actuar en contra de toda moral en la esfera privada, de qué serán capaces en la esfera pública? Es necesario reflexionar y ser autocríticos, para determinar si como comunidad hemos de seguir permitiendo estos abusos.

Se ha dicho muchas veces, que tenemos el gobierno que nos merecemos, muchos creemos lo contrario, sin embargo, no hay duda de que a nuestros gobernantes se les ha olvidado que se deben al pueblo y emanan de él. Por un lado tenemos un funcionario público local que no sabe medirse y en cuanto le es posible agrede y amenaza a un periodista, sin importar que él mismo ejerció esa profesión durante gran parte de su vida, a nivel estatal,  tenemos un gobernador que a pesar de ostentarse como la panacea de la justicia y el respeto a los valores cívicos, invade y atenta contra la sana división de poderes, amparado bajo el argumento de una supuesta “justicia para Chihuahua”, el fin no justifica los medios. La verdadera justicia para Chihuahua, sería que se pusiera a gobernar y que ejerciera verdadera obra pública en Ciudad Juárez.

A escala federal, el número de atentados contra la ética rebasa nuestra propia imaginación, tenemos un presidente que pide disculpas por haber atentado contra la institución presidencial, una vez exhibido por recibir una casa a cambio de otorgar contratos públicos a una empresa privada: en cualquier país del mundo ya hubiese renunciado, pero parece que en México los gobernantes no conocen la vergüenza.

Esta semana nos enteramos por los medios de comunicación, que el síndico municipal fue detenido conduciendo un vehículo oficial en estado de ebriedad, a las dos de la mañana, por la hora suponemos que iba saliendo de algún bar, por si no fuera suficiente, nuestro flamante servidor público choca, atropella, se da a la fuga y en su huida lesiona a un policía, a quien le tocó la mala suerte de atender el hecho. Por si todo esto no fuera suficiente, es descubierto en posesión de 200 mil pesos, el dinero se le regresa a los familiares, sin siquiera cuestionar o aclarar su origen ante la opinión pública. Una afrenta más, una raya más al tigre.

No les importa a nuestros servidores públicos conducirse con respeto y apego a la ley, ellos mismos, se asumen por encima de ésta, amparados algunos bajo la figura del fuero, otros más bajo el poder público que les ha sido otorgado. En la arbitrariedad de sus acciones han mellado la creación y el mantenimiento de la confianza en la administración pública. Es deber de las instituciones del Estado, condenar esta conducta, desde la familia, las escuelas debemos pugnar por enseñarnos y enseñar conductas honestas, eficientes e íntegras. A nuestros gobernantes decimos que de no lograr un cambio en sus conductas personales, será imposible recuperar la confianza del pueblo en el servicio público.

TIMING POLÍTICO. 

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