Por: Luis Carlos Carrasco Martel.
“Híjole… ahora si se pasaron”, así expresó mi comadre al enterarse por medio de las noticias sobre el título otorgado de “Honoris Causa” al presidente municipal Armando Cabada Alvídrez por parte de la fundación del mismo nombre y de la Universidad Antropológica de Guadalajara.
Mi comadre Juanita, -aclaro no es la esposa de José Antonio Mead-, me dijo: por el respeto que merece la envestidura del presidente municipal, no se le ofende, pero creo que se pasó. “Como trata de burlarse de los juarenses, o de plano le falta inteligencia”. -Me comentó muy molesta- “Mejor que el presidente ponga a trabajar su equipo de colaboradores y se ponga a estudiar”.
Yo lo que si le dije a mi comadre es, que tarde o temprano saldrá a la luz pública, quiénes están detrás de este montaje. Ella me recalcó, -por cierto es muy inteligente, pocas veces se le puede engañar- de que no ha dicho, que el presidente, no merece el título de “Honoris Causa” como cualquier otro ciudadano, pero que no tiene los méritos de tal distinción. ¿Políticas públicas?, en infraestructura urbana, desarrollo social, servicios públicos y seguridad pública.
Coincido con ella, la ciudad parece Siria, hay mucha violencia y destrucción, pero no todo es culpa del presidente Cabada. También el estado y la federación tienen responsabilidad. Muchos de estos problemas se deben a los recortes del presupuesto de ambas esferas de gobierno. Ese dinero que se debería obtener, imposibilita al gobierno para hacer mucho más por los juarenses.
Reconozco que el título “Honoris Causa” me regresa cuarenta años atrás, trayéndome recuerdos obscuros de aquel señor que pretendía ser candidato a la presidencia de la República, su nombre Arturo “el negro Durazo,”.
Utilizando todo su poder corruptor convenció a la Legión de Honor Nacional cuyos miembros pertenecían en su mayoría al Tribunal Superior de Justicia en el entonces Distrito Federal, para conseguir su propósito, un título sin valor académico como el “Honoris Causa” que le diera la posibilidad de conseguir su sueño anhelado.
Aclaro, no comparo Armando Cabada con el “negro Durazo”, son completamente diferentes, solo que hay similitud en que ambos carecían de estudios profesionales para sus pretensiones políticas electorales.
Ahora que Cabada busca reelegirse como alcalde de esta hermosa frontera y casi seguro que lo conseguirá, merece hacerle reflexionar si es necesario este tipo de actos, justo cuando se abre un proceso electoral histórico en México.
Yo creo que no lo necesita. Quien desea incursionar en la política, debe abrirse la posibilidad de buscar una formación profesional que le permita ampliar su perspectiva del mundo, que le permita ser prudente en la toma de decisiones, controlar sus emociones, pero sobre todo mejorar su calidad humana.
El presidente Armando Cabada es una persona noble e inteligente, no pienso igual de su “séquito” que trae como asesores y colaboradores.
TIMING POLÍTICO.
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