MARTES 09 DICIEMBRE 2025
Quienes traen el pleito encendido, casi digno de horario estelar, son la líder estatal del PAN, Daniela Álvarez, y la diputada del PT, Lilia Aguilar. Todo por la bendita Ley de Aguas, ese proyecto que ya dejó de ser iniciativa legislativa para convertirse en el nuevo campo de batalla político, especialmente porque afecta en serio a los agricultores chihuahuenses. Y claro, si hay cámaras cerca, mejor.
Las dos han lanzado el dardo como si compitieran por ver quién afila la lengua con mayor precisión. Que si tú no entiendes, que si tú no lees, que si tú nomás gritas. Un intercambio de cortesías, pues.
Primero, Lilia anunció muy segura que tenía días “esperando” a Daniela para debatir el tema. Hasta parecía que se refería a una cita romántica perdida, pero no, solo era política mexicana en su formato más predecible. Y este lunes, a las doce en punto del medio día, Daniela le respondió con calendario en mano y salón reservado: la citó en el Congreso del Estado de Chihuahua para debatir. Ya hasta los medios de comunicación están convocados, porque ninguna pelea es buena sin público que aplauda o bufe.
Ahora falta ver si esto termina en un debate serio o en otro episodio del show político donde sobran discursos y faltan soluciones. Por lo pronto, el enredo ya está armado, el escenario puesto y las protagonistas listas para entrar al ring.
Si al menos reparten palomitas, esto podría ponerse interesante.


Andrea Chávez, la perdedora; Cruz Pérez Cuéllar en caballo de hacienda
A quien han visto “felice e contenta” —y hasta posando como si todo en el mundo fuera paz, armonía y TikTok— es a la senadora chihuahuense Andrea Chávez. La dama subió varias veces a la tribuna del Senado para, como buena morenista orgullosamente disciplinada, defender a capa y espada la nueva Ley General de Aguas. Y vaya que se aplicó: discurso firme, mirada al frente y un entusiasmo que ni los vendedores de tiempo compartido en Vallarta.
El detalle, pequeñito, casi insignificante (pero que en Chihuahua pesa como costal mojado), es que su “hazaña” legislativa cayó de lleno en uno de los estados con mayor resistencia al tema. Un mensaje muy claro de la 4T… pero también un regalazo para sus detractores.
Porque no es secreto para nadie que Andrea trae la brújula electoral apuntando al 2027. Ya se ve gobernando, inaugurando obras, cortando listones y subiendo stories inspiradoras. El problema es que esta votación podría costarle varios fanáticos, sobre todo los que ya traían dudas, pero aún le daban chance. Creen que este “detalle” se lo van a guardar… y como a Juan Carlos Loera, nunca se lo van a perdonar.
Nunca.
Jamás.
Ni aunque les repartan tinacos nuevos.
Así que mientras Andrea se convence de que hizo lo correcto y presume músculo político, en otros rincones del estado hay alguien que no cabe de felicidad: el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar. Ese sí anda felizote, campante, casi sacando paseíllo como si ya fuera el favorito oficial.
Porque mientras Andrea se carga una piedra electoral que le va a durar años, Cruz sigue subido en su caballo de hacienda, saludando al público, recogiendo aplausos y esperando a que sus rivales sigan solitos cavando sus hoyos.
Y apenas es diciembre.
Agárrense, porque el 2027 ya empezó.
Marco Bonilla ausente en el Vaticano
El viaje está completamente amarrado desde la Secretaría de Gobernación, donde despacha la señora Rosa Icela Rodríguez y desde donde se confirmó cada una de las asistencias. Hasta ahí, todo normal. Lo que no fue tan normal —y vaya que corrió como pólvora entre el círculo político, especialmente entre los panistas— fue el detalle de que a la comitiva de Chihuahua le hicieron una “depuración” quirúrgica: desaparecieron de la lista al alcalde capitalino, Marco Bonilla.
La decisión no sorprendió a quienes ya conocían la fractura que Bonilla arrastra con los que mandan en Palacio de Gobierno. Una división profunda, soterrada pero evidente, que ha ido creciendo y que ahora se refleja incluso en actos oficiales donde antes habría sido impensable dejarlo fuera. Dicen, esos que siempre traen datos de primera mano, que la mandataria prefirió sumar a Tony Meléndez y al secretario de Seguridad Pública, Gilberto Loya. Ni más ni menos.
Así las cosas.
Lo interesante es que la inclusión de Tony detonó más comentarios que la exclusión del alcalde. Porque desde que el cantante metido a político empezó a aparecer en la lista de los “candidateables” a la gubernatura, los reflectores lo siguen como si trajera un imán pegado en la solapa. Su presencia en la comitiva no solo es un gesto: es una señal. Una de esas señales que en política nadie admite, pero todos leen.
Y mientras tanto, en Chihuahua capital, la clase panista toma nota. Porque en estos movimientos, silenciosos pero calculados, es donde se adivinan los alineamientos, las apuestas y los reacomodos de un proyecto que ya comenzó a mirar hacia el 2027, aunque todos lo nieguen.
El viaje apenas empieza… pero el mensaje ya llegó.
TIMING POLITICO




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