Timing Político

La política tiene su propio Timing

LA SOCIEDAD DEL «LIKE».

Por: Jesús Ávila Ventura

Soy un hombre nacido a mediados de los años 60s, cuando la humanidad aun no llegaba a la luna y los viajes espaciales eran sólo concebibles en las películas y novelas de ciencia ficción. Mi niñez paso entre juegos y partidos de futbol callejero, donde interactuaba con mis vecinos y la máxima distracción era la televisión.

Durante mi  juventud se dio el paso de la máquina de escribir a las primeras computadoras y el trabajo periodístico se agilizó. La era espacial dio un salto con los transbordadores y la colocación del telescopio espacial Hubble. La electrónica entró en auge con los relojes con computadora, para luego pasar a los primeros video juegos portátiles (Game Boy).

Los años 80 fueron los que marcaron el inicio de lo que suele denominarse la»Aldea Digital», un espacio virtual donde las personas pasaban a convertirse en internautas.

En la década los 90s los cambios y avances tecnológicos ocurren con rapidez. Los correos  electrónicos (e mail) se popularizan desplazando al correo tradicional pues la comunicación es inmediata complementado con el Chat; para llegar finalmente a la primera década del año 2 mil en donde las redes sociales como You Tube, Facebook y el Twitter se adueñan totalmente de la mente y vida de millones de seres humanos.

Es justo esta última fase la que llama la atención, el que la gente haya abandonado esa interacción personal para encerrarse totalmente en comunidades digitales. Donde se intercambian fotos, música, se establecen relaciones amorosas y de amistad, se apoya causas y se condenan gobernantes, se hacen negocios y publicidad. Todo sin levantarse de su silla ubicada frente a una computadora.

Utilizando la misma cronología, también se puede hablar de una evolución de la participación ciudadana en la problemática social que la rodea. Aunque aquí se aplicaría la variante de la actuación de los políticos por lo que podría decirse que a mayor tecnología  e ineficiencia y corrupción  mayor apatía de la sociedad.

La participación en las elecciones en México ha ido de menos a más y ahora se encuentra en pleno descenso. Recordemos que venimos de dos movimientos armados (1810 y 1910), de varios movimientos sociales que dejaron huella en nuestra historia como el estudiantil 1968 y los guerrilleros en la década de los 70s.

Cd. Juárez no se quedó atrás de esos movimientos, aquí fue Custodia de la República durante la estancia de Benito Juárez (del Benemérito tomamos nuestro nombre), se libraron batallas durante la Revolución Mexicana, se dieron algunos brotes de la guerrilla Liga 23 de septiembre y más.

Fue en esta frontera donde prende con fuerza la lucha democrática de aquel «verano caliente» de 1986, y así mismo se alzaron de los primeros triunfos opositores al partido que ya había gobernado por más de 70 años de manera ininterrumpida al país.

Sin embargo, con la alternancia en el poder los ciudadanos esperaban un cambio radical que los diferenciara de la antigua forma de gobernar, y aunque si se dieron algunas transformaciones, poco a poco volvieron los vicios añejos de la corrupción y la lucha del poder por el poder mismo, terminando por desilusionar a la sociedad.

A diferencia de las protestas masivas del siglo XX, cuando se expresaban a través de marchas, bloqueos y mítines políticos en plazas y oficinas públicas, ya entrados al nuevo milenio, la sociedad cayó en un adormecimiento cívico que vio en las redes sociales una gran oportunidad de manifestarse y protestar.

Aunque las redes sociales son una gran herramienta y medio de difusión y comunicación a nivel mundial, en Cd, Juárez  una computadora vino a suplir  las protestas y marchas callejeras por una publicación en Facebook o un video por You Tube. Pero lo más grave es que también la sociedad tomó una posición más cómoda de solo colocar un comentario en la denuncia cibernética y un simple «Like» o «Me Gusta».  Los más ingeniosos elaboran «Memes» y los reenvían a todos sus contactos quienes también reprueban el hecho.

Hay quienes se aventuran a seguir la «vieja escuela» y utilizan las redes para convocar a los 3 mil ó 5 mil seguidores de su página o perfil a una marcha-protesta, recibiendo a cambio una gran cantidad de «Likes»  y confirmaciones para asistir al evento. Sin embargo, al llegar el día señalado es común observar al organizador acompañado solo de sus amigos más cercanos y de un grupo que no excede de las 50 personas.

Si bien es cierto que las redes sociales  jugaron un papel muy importante en las revueltas sociales árabes como alternativa a la censura oficial, en Cd. Juárez la sociedad se ha estancado frente a la pantalla de su computadora y no ha saltado a las calles a manifestar su descontento como la gente de Egipto.

Existen varias causas que motivan y que podrían justificar esta apatía, y por ende un abstencionismo electoral, como los malos gobiernos, corrupción, promesas incumplidas, exceso de comicios, etc.

Sin embargo, esta problemática radica más bien en la existencia de un «analfabetismo político», fenómeno en que han incurrido miles de personas ante el desencanto que le ha causado la clase política que ha gobernado y que consiste en condenar todo lo que huela a política, no sólo los comicios electorales, sino de cualquier lucha social a la que se le convoque.

Permea en ese sector mayoritario de la población el desencanto, la idea de que su abstención  o voto nulo es una forma de castigo para ese sistema que repudian, sin saber que solo están dejando la decisión en manos del partido que tiene mayor voto duro y capacidad de compra de voluntades.

Ante ello se limitan a una pantalla donde critican y denuncian a través de las redes sociales, ya sea con su nombre real o con un perfil falso que invade los perfiles de otros usuarios. Navega por los diferentes grupos poniendo «likes» o generando debates en las causas que simpatizan. Hasta ahí llega su «acción política».

Pero como dije, las redes sociales son un valioso instrumento de comunicación y denuncia, pero si no se pasa de la pantalla a la calle o a las urnas electorales de nada servirán generar un millón de «likes» en un post, porque los «likes» no ganan elecciones ni van a mover una piedra para mejorar tu ciudad, eso lo harás sólo tú con tu voto  y participación activa en las causas.

¡En pocas palabras, hay que alfabetizarse en materia política!

 

TIMING POLÍTICO.

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