Por Jack Ro.
CD. JUÁREZ, CHIH.-Alfredo Espinosa es un poeta del amor y un pintor que ha investigado los placeres del eros, y no solo imaginado en las letras el entorno de sus misterios, sino también a pigmentado en el lienzo la naturaleza de la sensualidad y de la belleza.
!He aquí! en la obra de Alfredo, <La luna, el eros y la vida>, que ilumina los espejismos lunáticos en el desierto, aparece su imagen en un templo ilusorio afrodisíaco en medio de la obscuridad de la noche, atrás de la luz de las estrellas en el abismo de la eternidad».
El espíritu nacional sobre las nalgas femeninas en la cultura de los gustos eróticos del mexicano éste tiene una profunda fijación sexual sumamente dominante en las preferencias estéticas del cuerpo humano. Le rinde un culto sagrado idiosincrásico desde las culturas prehispánicas hasta nuestros días a su cultura sexual.
Que contienen el lenguaje instintivo de la herencia del espíritu erótico que provienen de los pensamientos épicos de las leyendas mitos e historias de los dioses que se pelean entre ellos, desde el origen del eros, en los impulsos sexuales de la naturaleza de nuestra especie al iniciar la vida en los deleites de la carne.
«Como Coyolxauhqui que trata de impedir que nazca el nuevo Sol, incitando a la guerra a los 400 guerreros cósmicos tratando de asesinar a su Madre.
Un pueblo que goza de un poder seductor de incandescentes pasiones, y de profundas fantasías e ilusiones aborígenes.
TIMING POLÍTICO.
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