Timing Político

La política tiene su propio Timing

México con el 4T: vamos pa’ tras

En el último año del sexenio del entonces presidente, Felipe Calderón, el agudo analista en política, Lorenzo Meyer, acusaba y recriminaba que junto con el otro expresidente Vicente Fox, los gobiernos del PAN eran responsables de que el PRI regresara a los Pinos para gobernar, en aquellos días, el entonces gobernador del estado de México Enrique Peña Nieto, encabezaba las preferencias electorales y se encaminaba hacia la presidencia de la república, como en efecto sucedió en el sexenio 2012-2018, dejando atrás a competidores internos como el olvidado Manlio Fabio Beltrones y externos como Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de México.

Ya en la presidencia, Peña Nieto no aprovechó el bono de retorno del PRI al gobierno. Con rumbo opuesto a redimir a la clase política de ese partido, su desempeño terminó sacando de los pinos al mismo PRI y enterrando el poco prestigio que le quedaba. Tres escándalos de corrupción como muestra: la casa blanca, los patrocinios de campaña de la transnacional Odebrech a cambio de contratos con PEMEX y la estafa maestra, así como el ignorar la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa como asunto local. Esos temas desnudaron la avaricia, la incompetencia y la superficialidad del presidente y su gabinete, terminando con las esperanzas del priismo de continuar en el gobierno otros 70 años. 

No obstante aquellos pecados de capital importancia en la política y en otras asignaturas, el expresidente Peña Nieto nunca trató de acomodar el estado mexicano a sus deseos, es decir, no pretendió invadir competencias ni confrontarse abiertamente contra los otros dos poderes de la Unión, el judicial y el legislativo, ni trató de apropiarse de organismos autónomos como el IFE hoy INE, Banco de México, COFETEL, CNDH, CONACYT,  INAI (Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la información y Protección de Datos Personales), etc. En esas alternancias de poder entre fuerzas opuestas, imperó el sentido y el sentimiento de proteger la república con su división de poderes funcionando, si bien es cierto no a cabalidad, si en razonable convivencia entre sí, por ser un proceso en constante evolución.

A diferencia de Peña Nieto, Calderón y Vicente Fox, el presidente actual, Andrés Manuel López Obrador, a un año de terminar su mandato, si pretende acomodar el estado mexicano al tamaño de sus deseos personales, trastocando la independencia del poder judicial y legislativo, colgado de su teoría recurrente de la mafia del poder y el slogan populista de “no al gobierno rico y pueblo pobre”.

En las elecciones de 2024, al contar con un árbitro y una autoridad electoral compuesta por ciudadanos sin compromiso con los partidos políticos, que se aseguraron de integrar casillas electorales con funcionarios ciudadanos imparciales y sin militancia partidista a pesar de las excepciones mínimas, que seguramente sucedieron, con esa confianza y los partidos representados en las propias casillas, consideré innecesario que los partidos políticos cubrieran escrupulosamente el 100 por ciento de las casillas instaladas en la jornada electoral, porque con esa gama de testigos de los partidos y de los ciudadanos operando el funcionamiento de las casillas, con esa madurez del árbitro electoral y de la ciudadanía, ya no resulta factible perpetrar un fraude en los mismos centros de votación, como si fue posible y recurrente hacerlo antes de la alternancia en los gobiernos locales y el federal.

Es decir, el sistema electoral antes del 4T, llegó a funcionar en forma razonable y estable, aun con sus regiones cuestionadas a los OPLES (Organismos Púbicos Locales Electorales). Pero hoy, a unos meses de las elecciones presidenciales de 2024, con el gobierno 4T volvemos a la incertidumbre y a la desconfianza en la organización de las elecciones con temor al fraude electoral que se esté cocinando el día D. Si importa todo el despliegue de proselitismo de MORENA un año antes de las elecciones so pretexto de su proceso interno de selección del coordinador de la continuación de la llamada cuarta transformación, pero también importa la integración de mesas de casillas.

Nos fuimos pa’ tras en materia electoral, los partidos vuelven a la urgencia de cubrir el 100 por ciento de las casillas en 2024 ante inminentes pretensiones de fraude electoral.

¿Ya se va AMLO de la presidencia? Serán peras o serán manzanas, pero el agudo analista Lorenzo Meyer, no ha escrito ni pio en todo el sexenio, que nos salude a su pariente en el gobierno del 4T.

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