POR JACK RO
El cosmopolitismo económico, el comercio, la ciencia y la cultura
La dualidad antropomórfica en la polaridad de la cosmovisión
Origen del universo efímero, donde la historia une al inframundo con la tierra y el cielo.
MARTES 01 OCTUBRE 2024
CD. JUAREZ, CHIH.- Teotihuacán, conocida como “La Ciudad de los Dioses,” es una de las ciudades más impresionantes y enigmáticas, esta metrópoli alcanzó su apogeo entre los siglos I y VII d.C. y llegó a tener una población de aproximadamente 125,000 habitantes.
La ciudad era un centro pluriétnico con una economía basada en la agricultura, el comercio y la producción de obsidiana, un material volcánico utilizado para fabricar herramientas y armas. Fue un centro religioso, político y económico de gran influencia en Mesoamérica. Los aztecas, que llegaron siglos después del colapso de Teotihuacán, quedaron tan impresionados por sus ruinas que creían que era el lugar donde los dioses se reunieron para crear el Quinto Sol.
El desarrollo del arte de la pintura en Teotihuacán es una de las manifestaciones más impresionantes de la cultura mesoamericana, rica en simbolismos, los murales decoraban tanto edificios ceremoniales como residenciales, representando deidades, rituales religiosos, animales, plantas y escenas de la vida cotidiana y elementos de la naturaleza como paisajes, ríos y fuentes, un tema recurrente es el culto al agua, esencial para una sociedad agrícola en una región con poca disponibilidad de este recurso.
Los artistas utilizaban minerales como la hematita, limonita y malaquita, mezclados con una base de cal y arena de cuarzo. Antes de aplicar la pintura, las paredes eran revestidas con savia de maguey para mejorar la adherencia, aplicando pigmentos naturales sobre una capa de yeso húmedo, lo que permitía una mayor durabilidad y vivacidad de los colores. El color rojo era predominante, aunque también se usaban otros tonos brillantes, se aplicaban en capas para lograr una mayor intensidad y durabilidad.
Los murales eran pulidos para obtener un acabado brillante y detallado en algunos se observan glifos o elementos de protoescritura, lo que sugiere la existencia de un sistema de comunicación visual, aunque menos desarrollado que el de los mayas. En las formas que existían en los muros, no solo tenía un propósito estético, también servía para comunicar y reforzar las creencias religiosas y la estructura social teocrática. Los frescos eran una herramienta para la educación y la cohesión social.
Las pinturas carecían de sombras y perspectivas, lo que daba un aspecto plano y abstracto, decoraban las estructuras arquitectónicas, y reflejaban la profunda espiritualidad y la vida cotidiana de sus habitantes con elementos mitológicos, la pintura mural es una de las manifestaciones artísticas más destacadas de esta antigua ciudad. Los objetos más importantes se representaban en la parte superior de las composiciones.
La pintura mural no sólo embellece los edificios, sino que también servía como un medio para transmitir conocimientos y creencias religiosas.
El Templo de Quetzalcóatl, también conocido como la Pirámide de la Serpiente Emplumada, es uno de los edificios más emblemáticos de Teotihuacán. Este templo, construido alrededor del año 250 d.C. La pirámide destaca por su rica y compleja decoración, que incluye representaciones de serpientes emplumadas nadando entre conchas y caracoles. Este templo se encuentra en la ciudadela, un complejo arqueológico situado al oeste de la Calzada de los Muertos.
Estas serpientes, que parecen encontrarse en un medio acuático, están talladas en los tableros y taludes de los siete cuerpos originales del edificio. Las cabezas de las serpientes llevan tocados con forma de cabeza de reptil, lo que sugiere una conexión con la creación del tiempo y el calendario, y con la serpiente emplumada como patrona de los gobernantes. El templo fue cubierto parcialmente por otra construcción hacia el año 350 d.C., conocida como la Pirámide Adosada. Este proceso de superposición de estructuras es común en Teotihuacan y refleja cambios políticos y religiosos en la ciudad. En los cimientos del templo se encontraron más de doscientas personas enterradas, sacrificadas como ofrenda de fundación.
Quetzalcóatl; Fue un hombre sabio que llegó a Tollan (Tula) y, tras ser traicionado, se convirtió en una deidad. Quetzalcóatl no solo fue importante en Teotihuacán, sino también en otras culturas mesoamericanas como los toltecas, mexicas y mayas. que es una combinación de las palabras náhuatl “quetzal” (un ave con plumas verdes brillantes) y “cóatl” (serpiente), lo que se traduce como «serpiente emplumada».
Narra la historia del dios creador y su lucha contra las fuerzas destructivas del caos, fue un dios benevolente que enseñó a los humanos diversas artes y ciencias, y se opuso a los sacrificios humanos, lo que lo hizo muy querido entre la gente. Aunque Quetzalcóatl ayudó a los humanos a florecer, fue víctima de un engaño por parte de otros dioses. Al final, partió hacia el horizonte, prometiendo regresar algún día. Esta deidad simboliza la unión del cielo y la tierra, y es vista como un portador de conocimiento y civilización.
El Palacio de los Jaguares es uno de los edificios más significativos de Teotihuacan, ubicado cerca del Templo de Quetzalpapálotl, en la Plaza de la Luna. Este palacio, construido entre el 450 y el 650 d.C., se cree que fue habitado por sacerdotes o dirigentes de la ciudad. El jaguar simbolizaba la noche y era considerado el nahual (espíritu animal) de los hombres más importantes, como gobernantes y sacerdotes, así como de los hechiceros y dioses, como Tezcatlipoca.En Teotihuacán, el jaguar aparece en murales, esculturas y otros artefactos, a menudo con atributos de otros animales, como aves y serpientes.
El nombre del palacio proviene de los murales que adornan sus paredes, los cuales representan jaguares con penachos de plumas de quetzal y conchas marinas, símbolos que aluden al agua. El jaguar simbolizaba la noche y era considerado el nahual (espíritu animal) de los gobernantes y sacerdotes, así como de figuras sobrenaturales como los hechiceros, estrechamente relacionado con el dios Tezcatlipoca, quien en algunos mitos de creación se transformaba en jaguar, es una figura de gran importancia y simbolismo.Este espacio no solo refleja la habilidad artística de los teotihuacanos, sino también su profundo simbolismo y conexión con la naturaleza y las deidades.
Este animal aparece frecuentemente en el arte teotihuacano, a menudo con características humanizadas o en representaciones de hombres disfrazados de jaguar. Su presencia en murales, esculturas y otros artefactos transmite mensajes esenciales sobre la legitimidad del gobierno y el poder sagrado. En los murales y esculturas, los jaguares a menudo se representan con atributos de otros animales, como aves y serpientes, lo que refuerza su conexión con el mundo sobrenatural y su papel como símbolo de poder y autoridad. El jaguar es una figura muy importante en el arte y la mitología de esta antigua ciudad, representado con características humanas o como hombres disfrazados de jaguar. Emiten mensajes sobre la legitimidad del gobierno y el poder mítico del gran felino.
La arquitectura de Teotihuacán destacó por su estilo geométrico, armónico y horizontal, el principal material utilizado por los arquitectos en las construcciones fue el llamado cemento teotihuacano, una mezcla de piedra volcánica molida y lodo que recubría los edificios, empleaban piedra volcánica, adobe y madera para diversas estructuras. La arquitectura es una de las más impresionantes y emblemáticas se caracteriza por su estilo geométrico, armónico y horizontal. Los edificios están cuidadosamente alineados y planificados, reflejando un alto conocimiento de diseño y urbanismo. Una técnica distintiva es el tablero sobre talud, donde una plataforma inclinada (talud) sostiene un tablero vertical. Esta técnica se observa en muchas de sus pirámides y templos.
La ´pirámide del Sol y la Luna en estas pirámides son las estructuras más icónicas de Teotihuacán. La Pirámide del Sol es una de las más grandes del mundo, y ambas están alineadas con la Avenida de los Muertos, el eje principal de la ciudad.
Teotihuacán fue una ciudad meticulosamente planificada, con una clara división entre áreas ceremoniales y residenciales. La Avenida de los Muertos, flanqueada por grandes pirámides y templos, servía como el eje central de la ciudad. La influencia de Teotihuacán se extendió por gran parte de Mesoamérica, impactando a otras culturas como la maya y la zapoteca. Su arquitectura no solo refleja un alto nivel de conocimiento técnico, sino también una profunda conexión con la cosmovisión y la religión de sus habitantes.
La escultura teotihuacana era decorativa, tenían un profundo significado religioso y cultural. Ayudaba a conectar a los teotihuacanos con sus deidades y a expresar su devoción a través de rituales y ceremonias. Se caracterizó por sus figuras estilizadas y abstractas, con formas geométricas y simétricas, y por el uso de materiales como la piedra, la cerámica y la obsidiana. La escultura de Teotihuacán es una manifestación artística que refleja la grandeza y la complejidad de esta antigua civilización. Utilizaron principalmente materiales como el basalto, la andesita y la piedra caliza para crear sus esculturas.
Estas obras varían desde pequeñas figurillas hasta monumentales esculturas que adornaban sus templos y edificios ceremoniales. Entre las esculturas más destacadas se encuentran las cabezas zoomorfas del Templo de Quetzalcóatl y las representaciones de dioses como Chalchiuhtlicue y Tláloc. Estas esculturas no solo tenían un propósito decorativo, sino que también servían para reforzar el mensaje ideológico y religioso de las élites teotihuacanas.
El estilo de la escultura teotihuacana es geométrico y austero, con una tendencia al grabado en bajo relieve. Los motivos más comunes incluyen cabezas de jaguar, la serpiente emplumada y elementos de la naturaleza marina. Algunas esculturas, como la imagen de la diosa Chalchiuhtlicue, eran tan grandes que podían ser vistas desde varios ángulos, destacando su importancia en la arquitectura y la vida religiosa de Teotihuacán.
Las esculturas teotihuacanas reflejan la rica mitología y cosmovisión de esta antigua civilización. La cosmovisión del mundo mesoamericano es un conjunto articulado de ideas, imágenes y representaciones construidas por el hombre para interpretar y explicar el origen del universo y de la realidad, pero también para ubicarse y actuar dentro de ella. Este concepto abarca una serie de creencias, mitos y prácticas que explicaban el origen del mundo, la naturaleza, y la relación entre los seres humanos y los dioses.
Elementos clave de la cosmovisión mesoamericana es la idea de que todo en el universo tiene un par opuesto y complementario, como el día y la noche, el cielo y la tierra. Las culturas mesoamericanas veían sus centros ceremoniales como puntos de conexión entre el cielo, la tierra y el inframundo, reflejando su estructura cósmica.
Creían en la renovación constante del mundo a través de rituales y sacrificios, asegurando el equilibrio y la continuidad de la vida. El maíz era central en su cosmovisión, simbolizando la vida, la muerte y la creación. Muchas culturas creían que los seres humanos fueron creados a partir de maíz. Estos elementos se reflejan en su arte, arquitectura, y prácticas rituales, mostrando una profunda conexión entre su visión del cosmos y su vida cotidiana.
La cerámica teotihuacana se caracteriza por su variedad de formas, diseños y técnicas utilizadas. Los artesanos dominaban el arte de la alfarería y eran capaces de crear piezas de gran belleza y perfección técnica. Entre las formas más comunes de la cerámica teotihuacana se caracteriza por su belleza, buena manufactura y variedad de formas y decoraciones que incluye decorados redondos, bulbosas, estas vasijas no solo eran funcionales, sino que también tenían un valor estético y simbólico, reflejando la habilidad y la creatividad de los artesanos teotihuacanos.
Los quemadores de incienso eran una parte integral de las ceremonias religiosas, ayudando a conectar a los participantes con lo divino a través del humo aromático que se elevaba hacia el cielo, destacan los platos, son conocidos por su diseño y funcionalidad, suelen ser redondos y a menudo tienen tres pies rectangulares que les proporcionan estabilidad. La decoración de estos platos varía, pero comúnmente incluye diseños geométricos minimalistas.
Algunos platos también presentan decoraciones más elaboradas, como motivos pintados en colores brillantes. Los artesanos utilizaban técnicas avanzadas para la época, incluyendo el uso de moldes para crear decoraciones en relieve.
La cerámica fina, conocida como “naranja delgado”, era especialmente valorada y se exportaba a otras regiones. Muchos de estos platos tenían un significado ritual. Se utilizaban en ceremonias y ofrendas, reflejando la profunda conexión espiritual con su entorno, vasijas de servicio como cajetes, vasos y jarros, a menudo decoradas en rojo o rojo sobre natural, estas piezas eran de color anaranjado claro y muy resistentes.
Engobe o pintura negativa, bicroma y policroma que adorna muchas de las piezas. Decoración con pequeñas placas de barro moldeadas con figuras de plantas, animales y motivos abstractos. Vasijas recubiertas con una capa de carbonato de calcio y decoradas con motivos pintados en colores brillantes.
Teotihuacán tenía talleres especializados en la producción de cerámica, algunos ubicados cerca de minas de barro. La cerámica fina, como la “naranja delgado”, se convirtió en un símbolo de prestigio y se exportaba a diferentes regiones. Decorados con pastillaje, usados en rituales funerarios. Figurillas Antropomorfas: Evolucionaron desde pequeñas figuras sólidas hasta detalladas figurillas-retrato. , tazas, ollas y figurillas.
La cerámica es una de las manifestaciones artísticas más destacadas de esta antigua ciudad mesoamericana. . Estas piezas se producían en masa, pero también había cerámica más fina hecha con estucos y arcillas finas, con pintura negativa, bicroma y policroma.
Una técnica distintiva es la fabricación de braseros-urna funeraria, decorados con pastillaje, que consiste en pequeñas placas de barro moldeadas con figuras de plantas, animales y motivos abstractos. La cerámica teotihuacana se producía en talleres cercanos a las minas de barro. Algunos tipos de cerámica, como el “naranja delgado”, se convirtieron en símbolos de prestigio y se exportaban a diferentes regiones, lo que demuestra la amplia red comercial de Teotihuacán. Las figurillas antropomorfas son otro elemento distintivo.
Las primeras eran pequeñas y sólidas, con rasgos faciales muy marcados. Con el tiempo, estas figurillas se fueron refinando y adquiriendo más detalles, llegando a ser conocidas como figurillas-retrato en la fase Tlamimilolpa. La cerámica de Teotihuacán no sólo tenía un uso práctico, sino también ceremonial, reflejando la complejidad y riqueza cultural de esta civilización.
La cerámica teotihuacana es rica en simbolismo y refleja la profunda conexión espiritual y cultural de esta civilización. Los símbolos en la cerámica teotihuacana a menudo están relacionados con la religión y la mitología.
La escritura teotihuacana, aunque aún no completamente descifrada, es considerada una de las más antiguas de la región mesoamericana. Los glifos teotihuacanos combinaban imágenes de flores, plantas y colinas para identificar personas, lugares o cosas. Es un sistema ideográfico que se desarrolló en la antigua ciudad de Teotihuacán durante la época clásica mesoamericana. Se le considera una de las formas de escritura más tempranas en Mesoamérica y se utilizó en monumentos públicos y privados, cerámica y objetos rituales.
El sistema combina logogramas y fonogramas. Aunque la mayoría de los textos escritos en este sistema se han perdido, se cree que se escribían en libros de piel de venado o sobre papel. Los jeroglíficos de Teotihuacán se encuentran en estructuras arquitectónicas y artefactos de cerámica y piedra. Utilizaban un sistema de escritura jeroglífica que combinaba elementos ideográficos, numéricos y calendáricos.
La escritura incluía glifos que representaban sonidos o sílabas, formando palabras completas. Estos glifos se encontraban en murales, códices y otros objetos culturales. Utilizaban un sistema de numeración vigesimal (base 20), similar al de otras culturas mesoamericanas, con puntos y barras para representar números.
Los teotihuacanos también empleaban un calendario de 260 días, similar al calendario sagrado de los mayas, con signos específicos para los días. La ciudad de Teotihuacán era un centro cosmopolita, con influencias de diversas culturas como la maya y la zapoteca. Esto se refleja en la iconografía y los glifos encontrados, que muestran una mezcla de estilos y símbolos.
La sociedad de Teotihuacán estaba meticulosamente estratificada y los artesanos ocupaban un lugar importante en esta estructura. Los artesanos vivían en barrios específicos, como los descubiertos en La Ventanilla, donde las unidades habitacionales tenían acabados simples, lo que indica que eran áreas ocupadas por estos trabajadores. Los artesanos teotihuacanos eran responsables de producir una variedad de bienes, desde cerámica y textiles hasta herramientas y ornamentos.
Su trabajo no solo era esencial para la economía local, sino que también tenía un significado religioso y cultural, ya que muchos de los objetos que producían se utilizaban en ceremonias y rituales. La organización social teotihuacana era compleja y multiétnica, con una clara división de roles y responsabilidades.
Los artesanos, junto con agricultores y comerciantes, formaban la base económica de la ciudad, mientras que los sacerdotes y gobernantes ocupaban los niveles más altos de la jerarquía, cultivaban maíz, frijol, calabaza y chile, y también criaban animales como perros y guajolotes.
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