Timing Político

La política tiene su propio Timing

Terror al «populismo»

Por Raúl Ruiz

 

En reiteradas ocasiones he comentado que mi trabajo como analista político se sostiene sobre varias plataformas con las cuales puedo dar una opinión o plantear un escenario futuro.

No se trata de un trabajo donde quepan las emociones. Un razonamiento superficial donde los “pálpitos” hagan acto de presencia. O prive la parcialidad.

La investigación, la observación diaria y atención de los personajes que forman la correlación de fuerzas dentro del ámbito de la política, nacional, estatal o regional, son elementos que guardan primordial atención.

Su discurso, y su actuación en medios. Más aún, el análisis del entorno, la atmósfera en las redes sociales.

Hago un contraste de esta información para luego refinarla a través de dos métodos científicos: La teoría del caos, y la ciencia de la prospectiva.

Y del resultado que obtengo, puedo sustentar mis comentarios en radio, televisión o mis columnas para periódicos y portales donde diariamente las publico.

Sobre la elección presidencial, mis pronósticos son inexorables. Todo indica que Andrés Manuel López Obrador será el próximo presidente de México. No hay tiempo ya para revertir la intención del voto de los mexicanos. Ni siquiera las encuestas a modo que hacen los bancos o instituciones afines al status quo.

Quizás AMLO en un ataque de arrogancia está anunciando que ni juntándose todos los candidatos lograrían descarrilarlo en la elección del 1 de julio, pero la fuerza natural de la inercia, indica que hay razón para pensarlo así.

Faltan poco más de 70 días para las elecciones y las fuerzas conservadoras, ante el temor de verse vencidas, generan fuerte metralla mediática contra MORENA y su candidato.

El decir que “es un peligro para México” no fue suficiente. Compararlo con Fidel Castro, Hugo Chávez, Maduro y otros dictadores, tampoco ha funcionado. La gente está decidida a darle la oportunidad. Ni siquiera les importa que le tergiversen la propuesta de AMNISTÍA. No les ha funcionado decir que está del lado de los criminales.

En un último esfuerzo por desalentar a sus seguidores, sus adversarios ahora lo intentan con el espanto de que “el populismo” es una práctica política salida del averno, con la que los populistas envuelven a la gente para después matarla de hambre. Y producen una serie de televisión que es propaganda teledirigida.

Se ha desvirtuado tanto el concepto, POPULISMO, que tiene ya varias connotaciones; una que hacen los políticos, sobre todo los que abominan a Andrés Manuel.

Otra, la que manejan los medios de comunicación y la de los ciudadanos que se dejan llevar por las noticias falsas.

Sobre el concepto POPULISMO parece no haber una definición consensuada y, por lo tanto, su utilización puede dar lugar a confusión.

A reserva de hacer un trabajo de análisis académico sobre el concepto de POPULISMO, hoy sólo diré que se usa más como un adjetivo para golpear e inhibir la intención del voto.

Dice el politólogo Jesús Silva-herzog Márquez:

“La palabra populismo es una nube de asociaciones detestables.

Es demagogia, irresponsabilidad, rechazo a la negociación institucional, desprecio de las sumas y las de la palabra que no parta de la dificultad de encontrarle un marco.

Es un concepto impreciso –si es que llega a ser concepto.

Con la palabra se ha designado una vasta variedad de experiencias políticas: un movimiento intelectual de apreciación del campesinado ruso, una organización de granjeros racistas en Estados Unidos, muchos gobiernos latinoamericanos a lo largo del siglo XX y diversos movimientos de la derecha radical en Europa.”

O sea que el concepto tiene carnita para un estudio de mayor calado.

Hoy sólo apuntaré que es tal el terror que guardan los adversarios y detractores de AMLO, que el último garrote del que pueden echar mano para darle de palos, es el de construir un universo malévolo, bajo el cual colocan al candidato de la coalición JUNTOS HAREMOS HISTORIA, y le denominan… POPULISMO.

No hay visión más allá del 1 de julio.

En charla con mi anacoreta de cabecera, cavilábamos lo siguiente:

“… el populismo en sí mismo no genera nada que desestabilice un país, es la reacción de los poderosos la que destruye una nación.

Son esas reacciones las que cobran muy alto precio al nivel de vida de la población, a su seguridad y a su economía.

Venezuela es un ejemplo reciente. Y México no sería la excepción. Pero sólo si el Peje llegara a tocar los intereses más fuertes del capitalismo neoliberal.”

Sin embargo, todo parece indicar que no llegará el fuego a los aparejos. De mí se acuerdan.

Llegará el cambio de régimen en México, pero el poder no lo tendrá AMLO.

Tendrá el gobierno solamente… El poder seguirá en manos de la oligarquía… Y el narco.

TIMING POLÍTICO.

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