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POR REDACCION
El uso político de la violencia es un tema complejo y controversial, que se refiere a la forma en que algunos actores políticos recurren a la fuerza física o psicológica para imponer, defender o cambiar un orden social.
Algunas veces impulsan a grupos agresivos, reaccionarios o abiertamente criminales para causar pánico entre la sociedad, y sacarle raja al caos.
En ocasiones, la autoridad, juega con la circunstancia para exhibir a su adversario.
Puede ser negligente y no actuar para detener a los delincuentes y con ello, denunciar falta de apoyo económico o político de las instancias superiores.
La violencia política puede tener diferentes motivaciones, objetivos y consecuencias, dependiendo del contexto histórico, social y cultural en el que se produce.
Algunos ejemplos de violencia política son: las guerras, los golpes de Estado, el terrorismo, la represión, la protesta social, la insurgencia, el genocidio, etc.
La violencia política ha sido objeto de estudio y debate por parte de diversas disciplinas, como la historia, la sociología, la ciencia política, la psicología, el derecho, la filosofía, etc.
Algunas de las preguntas que se plantean son: ¿Qué causa la violencia política? ¿Qué efectos tiene sobre las personas, las instituciones y la sociedad? ¿Cómo se puede prevenir o resolver? ¿Qué responsabilidades tiene el Estado y la comunidad internacional? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación, la educación y la cultura?
Esto nos lleva a otro tema que trataré en otra ocasión… «el uso político del miedo».
Y tiene una relación simbiotica con el uso político de la violencia porque de algún modo la violencia y la delincuencia han sido utilizadas para generar miedo e influir en la opinión pública y el comportamiento electoral en México.
Viene a cuento, porque recientemente la gobernadora Maru Campos condenó la falta de acción y la supuesta indolencia por parte del Gobierno Federal, en el tema de inseguridad.
Señaló que “no pueden los estados y municipios hacerse cargo por completo”, por lo que apeló a que tengan libertad en la captación de recursos a fin de atender aquellos rubros de los que no se hace cargo el Gobierno Federal.
Lo más grave fue que además, innecesariamente, utilizó léxico inapropiado para reforzar su discurso.
… «que el Gobierno Federal deje de hacerse pendejo por la situación de violencia en la entidad».
VEMOS LA PAJA EN EL OJO AJENO, Y NO VEMOS LA VIGA EN EL NUESTRO. (Reza el refrán)
O en palabras de la raza en la colonia, es… «¿y tú Que horas trais?»
Me refiero a que el reclamo de la gobernadora no es válido cuando supuestamente bajo su gobierno se ha construido un sistema único de protección contra la violencia llamado PLATAFORMA CENTINELA; un fraude del tamaño de cuatro mil millones de pesos.
Y obviamente con su declaración a medios, está haciendo uso de la violencia para dar un golpe político.
Nomamespancho.
Otro caso sobre el tema, es el de Donald Trump, quien acaba de declarar…»¡vamos a destruir los cárteles de la droga!».
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