
SABADO 19 JULIO 2025
Análisis de un problema histórico de fondo en el racismo colonizador en el pensamiento del mexicano, con el culturo a servilismo extranjero y al desprecio clasista y racista hacia los mexicanos.
El texto analiza la gentrificación como una forma contemporánea de colonización en México, más allá del simple cambio urbano. Se muestra cómo este proceso desplaza comunidades, fragmenta el tejido social, homogeneiza la cultura y refuerza desigualdades históricas ligadas al mestizaje, el racismo estructural y el elitismo.
POR JACK RO
La gentrificación en México no es solo un proceso urbano, es una forma contemporánea de colonización, una reconfiguración del espacio que desplaza cuerpos, memorias y culturas. Este fenómeno, aunque global, adquiere en México matices propios, entrelazándose con la historia del mestizaje, el racismo estructural, la desigualdad social y la política esclavista que ha marcado a la humanidad desde la Edad de Bronce.¿Qué significa “gentrificación”?
El término proviene del inglés gentry, que designa a la pequeña nobleza rural británica. Fue acuñado por la socióloga Ruth Glass en 1964 para describir cómo barrios obreros de Londres eran ocupados por clases medias altas, desplazando a los residentes originales.
En español, se ha intentado traducir como aburguesamiento, elitización o aristocratización, aunque ninguna recoge todos los matices. En el contexto de emergencia del despojo urbano contemporáneo es un neologismo que combina raíces de clase social (gentry) con procesos urbanos.
Su polisemia ha generado debates: ¿es un proceso económico, cultural, político o simbólico? En América Latina, el término se ha adaptado para describir fenómenos de desplazamiento, turistificación y reconfiguración urbana con tintes coloniales. Este fenómeno demográfico como forma de dominación del posmodernismo actual en el siglo XXI. Reproduce lógicas coloniales e impone estéticas, valores y lenguajes ajenos a los territorios que transforma.
No es un fenómeno aislado, se conecta con el racismo, el clasismo y la política esclavista que degradan al ser humano y lo humillan. Los fundamentos sociológicos de la gentrificación, entendida como un fenómeno demográfico y urbano posmoderno, tiene profundas implicaciones degenerativas en el tejido social mexicano a largo plazo.
Aquí te presento un análisis crítico y estructurado.
Las causas degenerativas en el tejido social mexicano, son el desplazamiento de comunidades originarias que afecta a familias de bajos ingresos son expulsadas de sus barrios por el aumento de rentas y precios de vivienda. Que rompe la continuidad generacional y la memoria colectiva de los espacios urbanos. Que producen la fragmentación de la cohesión social con la llegada de nuevos residentes con mayor poder adquisitivo genera tensiones culturales y económicas, perdiendo el sentido de comunidad y pertenencia, afectando redes de apoyo vecinal.
Fracturas en el orden con la homogeneización cultural, en comercios tradicionales son reemplazados por franquicias y servicios utilizados, en las prácticas locales, lenguajes populares y expresiones barriales son desplazadas por estéticas globalizadas. La turistificación y mercantilización del espacio en zonas históricas se transforman en destinos turísticos, priorizando el consumo sobre la vida cotidiana en los espacios públicos se privatiza simbólicamente, excluyendo a los habitantes originales en aumento de la desigualdad urbana se profundiza la brecha entre zonas “revitalizadas” y periferias marginadas.
Con el acceso a servicios básicos, transporte y vivienda digna se vuelve más difícil para sectores vulnerables. Las raíces históricas de la gentrificación pueden leerse como una forma de colonización simbólica, donde el capital redefine el sentido del territorio. Desde una postura crítica, representa una violencia estructural posmoderna: no explícita, pero profundamente excluyente. También es un proceso de reconfiguración del deseo social, donde el valor del espacio se mide por su rentabilidad, no por su historia ni su gente.
Las consecuencias a largo plazo son el desarraigo emocional y pérdida de identidad territorial. Que producirán patologías sociales como ansiedad comunitaria, resentimiento interclase y ruptura intergeneracional. Polarización urbana, donde el centro se vuelve inaccesible y la periferia se convierte en zona de exclusión.
En México, el mestizaje fue utilizado como herramienta de control, borrando identidades originarias y afrodescendientes. Desde un punto de vista crítico, se denuncia la gentrificación como una forma de violencia simbólica y estructural. La antropología urbana revela cómo se borran prácticas comunitarias, saberes ancestrales y redes de solidaridad. El arte, como lenguaje social, ha documentado estas tensiones raciales y clasistas que no son exclusivas de México, sino parte de un sistema global de esclavismo y supremacismo.
La educación clasista y el uso del poder político perpetúan la desigualdad: funcionarios que agreden a ancianos, clases altas que desprecian a obreros, y ciudadanos que no acatan la autoridad. Este despojo urbano contemporáneo en México es el síntoma de un sistema que necesita ser repensado. No basta con denunciar el fenómeno: es necesario construir políticas de protección, educación crítica y solidaridad comunitaria.
México es un pueblo en reorganización, y solo desde la voluntad política y el reconocimiento de sus heridas históricas podrá resistir las ínfulas de quienes se creen superiores y reconstruir su tejido social. El discurso oficial habla de “revitalización” o “rescate”, ocultando el despojo y la expulsión. Se impone un lenguaje de consumo, exclusividad y rentabilidad, que reemplaza términos como “vecindario” por “zona trendy”.
Esta mutación semiótica revela cómo el lenguaje urbano se convierte en herramienta de dominación. Las consecuencias del desplazamiento generan desarraigo, ansiedad, pérdida de identidad y trauma colectivo. El análisis urbano interpreta la gentrificación como una fractura del vínculo con el territorio y la memoria barrial.
En comunidades racializadas, como los afrodescendientes en EE.UU., el racismo institucional perpetúa la exclusión, incluso cuando las leyes se proclaman antirracistas. Las políticas públicas en sus contradicciones en México, las políticas urbanas han favorecido el capital inmobiliario y el turismo, sin proteger a los habitantes originales. La falta de leyes que protejan a los mexicanos frente a la migración desregulada y la especulación inmobiliaria ha generado tensiones sociales.
Esta revitalización excluyente es una forma de colonización en México, donde se ha descrito como un nuevo colonialismo del siglo XXI, donde barrios históricos son “rescatados” para el turismo, el capital inmobiliario o los nómadas digitales. Tenemos ejemplos: Roma-Condesa, Centro Histórico, San Miguel de Allende, Oaxaca, Mérida. Se desplaza a comunidades originarias, se blanquea el paisaje urbano y se impone una estética globalizada que se vincula con el neoliberalismo, el derecho a la ciudad (Henri Lefebvre) y la crítica al urbanismo extractivista.
También se estudia como una forma de colonización simbólica, donde se borran memorias colectivas, prácticas culturales y redes comunitarias. Esto implica una reestructuración de las relaciones sociales en el espacio urbano, favoreciendo a grupos con mayor poder adquisitivo y excluyendo a los sectores populares.
La nueva invasión inmobiliaria genera una mutación semiótica, se reemplazan palabras como “vecindario” por “zona trendy”. Se impone un lenguaje de consumo, exclusividad y rentabilidad. El discurso oficial habla de “revitalización” o “rescate”, ocultando el despojo. Existen críticas que revela cómo el lenguaje urbano se convierte en herramienta de dominación simbólica. Consecuencias de esta transculturización que modifica la conducta social, el lenguaje y las costumbres de la sociedad mexicana.
Desarraigo, ansiedad, estrés crónico y pérdida de identidad son efectos comunes en comunidades desplazadas. El ciudadano urbano interpreta el neocolonialismo urbano como una forma de trauma colectivo porque se rompe el vínculo con el territorio. Se fragmenta la memoria barrial.
También se impone una lógica de exclusión y narcisismo inmobiliario. Políticas y consecuencias sociales actuales en México, la gentrificación ha generado protestas, como las recientes marchas en CDMX y Oaxaca. Las políticas públicas han sido ambiguas, Se promueve el turismo y la inversión extranjera. Porque se carece de una regulación efectiva sobre rentas, vivienda social o protección comunitaria.
Algunas reformas recientes buscan limitar el costo de las rentas y proteger a los habitantes originales, pero aún son insuficientes. No se trata únicamente de construir barrios: se trata de excluir vidas, de ejercer una violencia estructural disfrazada de progreso, una colonización estética y simbólica que reconfigura el deseo social.
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