El trabajador de ventanilla malhumorado.

Por: Verónica Saldaña Castañón.

En esta vida, así como no nos salvaremos de morir, tampoco nos libraremos de tener que hacer algún trámite en alguna oficina gubernamental, formarnos en alguna fila o simplemente esperar para obtener algún bien o servicio. Y sin duda sería tan satisfactorio salir del lugar al que fuiste a hacer tu trámite o compra, de buen ánimo, como llegaste; pero a veces no sucede, el personal encargado de ayudarte u orientarte decide que no mereces que te trate con amabilidad sino todo lo contrario.

Cuando me ha pasado a mí y he reclamado (muy sutilmente por supuesto para no correr el riesgo de que me hagan el equivalente de los meseros a las comidas de los comensales incomodos) parece que le echan más ganas y son más descorteces de lo que estaban siendo y pienso que si yo tuviera poderes sobrenaturales los haría flotar desde el suelo como la cama de la niña del exorcista y después los dejaría caer súbitamente; claro está, deteniendo la caída a un centímetro del piso; a un segundo de que el corazón se les saliera por la boca. Sería solo un escarmiento. Pero eso son solo sueños guajiros así que descargo mi frustración en papel.

Pues bien, hace días que fui a las oficinas gubernamentales de El Paseo a hacer un trámite de placas de auto y al llegar yo con mi cara de ignorancia a pedir información la chica que estaba en ese modulo decidió enfurecerse a mi segunda pregunta cuando me indico que debía ir a un edificio fuera de donde estábamos y yo pregunte a que. El dialogo fue así:

Ella: vaya hasta el otro extremo del centro comercial, la esquina donde están las carpas y luego regresa aquí.

Yo: ¿A qué voy allá? ¿Que ya no se paga aquí?

Ella (enojada): “Allá le van a explicar”.

Me volteé, también molesta y me fui hacia donde me “ordenó”.

Y me pregunte ¿En dónde reciben este tipo de empleados gubernamentales emanados del partido en turno la capacitación sobre cómo tratar al contribuyente? Y creo que la respuesta es no la reciben y si lo hacen… pues se zorrearon la clase.

Y en este caso en particular si la persona me está indicando ir a determinado lugar es porque ella sabe cómo es el proceso, pero no le dio la gana orientarme; yo creo que ella consideró que su saliva es casi un fluido superior el cual no debía estar gastando conmigo al responder mi pregunta necia.

Y luego nos decían los maestros que no existen preguntas tontas…

Así que me fui a la otra oficina, hicieron la primer parte del trámite y me indicaron volver al edificio inicial; en esta oficina si fueron amables excepto el pequeño detalle del guardia de seguridad que decidió tratarme cual soldado raso recibiendo órdenes de su General.  Me indicó con su dedo y su mirada intimidatoria que debía moverme, no emitió sonido alguno, y recordé la “bellísima” ocasión cuando fui a tramitar por primera vez la visa USA y como los guardias de seguridad lo guiaban a uno a gritos y malas caras.

Pero en todos lados se cuecen habas; también en el comercio he tenido mis experiencias. Últimamente he tenido que acudir frecuentemente a cierta tienda de logo amarillo y letras rojas. Y pues allí también algunos cajeros deciden hacerte la diligencia por lo menos desagradable, no contestar el saludo ni responder “de nada” cuando te retiras dando las gracias y así entre otras cosillas.

Y eso que no estoy plasmando mis experiencias con el IMSS donde son peores que en todos los lugares.

Concluyendo, podría decir que en verdad este tipo de personas que te atienden de mala gana te hacen sentir como una persona absolutamente molesta o alguien carente de todo raciocinio cada vez que levantan su mirada de perdonavidas y contestan tus preguntas con mal tono aunado a su jeta y nariz fruncida indicando que algo les huele muy mal a su alrededor.

Asumen que por estar detrás de un escritorio o una ventanilla recibieran en automático el boleto donde dice “desquítese usted con el primero que vea” “olvídese de ser amable ya que usted jamás estará del otro lado” “y cuando protesten sea usted peor que como inicio que de cualquier manera deben aguantarse si es que quieren terminar su pendiente”

Son unos pequeños inquisidores montados en su nube de poder impartiendo injusticia mientras “hacen” el trabajo por el que les pagan y en algunos casos de nuestros impuestos.

Y como dice el dicho, LO CORTES NO QUITA LO VALIENTE.

TIMING POLÍTICO.

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