Por: Jesús Fco. Ávila Ventura.
Pese a que ya pasó el “Buen Fin” (se efectuó del 16 al 19 de noviembre) no estoy desfasado; y no lo estoy porque quería confirmar una vez más dos cosas: la primera, que el mentado “Buen Fin” es una falacia; y la segunda, que el Black Friday (26 de noviembre) sigue siendo el preferido de los fronterizos.
Inspirado en el “viernes negro” de Estados Unidos, el “Buen Fin” surgió como iniciativa del Consejo Coordinador Empresarial, en asociación con el gobierno federal, organizaciones del sector privado e instituciones bancarias. La primera edición se llevó a cabo del 18 al 21 de noviembre de 2011.
Desde su primera edición se estipuló que habría de realizarse cada año antes de la citada festividad de EE.UU. y de la temporada navideña. Una de las principales diferencias entre ambos eventos comerciales recae en que el “Buen Fin” dura cuatro días, mientras que el “viernes negro” solo uno. Asimismo, el evento mexicano tiene como objetivo la satisfacción de necesidades de consumo de la población, mientras que el estadounidense está orientado a las compras navideñas.
Pues bien, con semanas de anticipación, empresarios y funcionarios de los tres niveles de gobierno anunciaron con bombo y platillo el evento del año en materia comercial: “El Buen Fin”; fecha en que supuestamente se lanzan miles de ofertas y se rebajan los costos para así hacerle frente a su temible competencia norteamericana el Black Friday. Pero ni al caso, ni cosquillas le hacen.
Tal vez esta falacia comercial podría funcionar para los habitantes del interior del país, pero para los que vivimos en todo lo largo de la franja fronteriza norte no. Ellos no tienen el referente cercano de la campaña que ofertan los comerciantes norteamericanos y que por muchos años han llevado a cabo en Estados Unidos bajo el nombre “Black Friday”.
La razón de esta gran mentira publicitaria es que no existen tales ofertas en el Buen Fin, afirmación comprobada personalmente y por docenas de ciudadanos consultados que acuden a las diversas tiendas participantes en busca de allegarse la ropa o ese artículo electrónico que en temporada normal no puede cobrarlo por su alto precio, pero que finalmente salen decepcionados.
Para no ser tan radical deberé conceder el hecho de que si existen ofertas, escasas, pero existen; sin embargo, pocas de ellas apenas llegan a un descuento de 40 al 50 por ciento y la mayoría se reducen a descuentos del 20 al 30 por ciento. Cabe destacar que los grandes descuentos se dan principalmente en ropa de verano y algunos otros artículos que previamente tenía en remate la tienda.
En cambio, en el Black Friday, la gente duerme la noche previa afuera de la tienda para ser de los primeros en entrar y llevarse juguetes y electrónica, principalmente, a precios que llegan a rebasar el 60 por ciento, de mercancías de marcas reconocidas que días antes costaban el doble. Además, las tiendas ofrecen también sus ventas por internet.
Consultando a mis amigos, uno de ellos me comentó que a él nunca le ha gustado el «Buen Fin», ya que las especiales que ponen son productos que ya estaban marcados arriba de su precio actual, o es mercancía que no se les vendió por mucho tiempo, además la calidad deja mucho que desear. Mientras que en el «Black Friday» hay más especiales, de hecho los descuentos en la mercancía en USA son deducibles de sus impuestos y los comerciantes usan esta regla para ofrecer descuentos al por mayor.
Otro de mis amigos me comentó que él pudo constatar que en el “Buen Fin” son los mismos precios de los productos pero que la gran mayoría de la gente no los nota. Por ejemplo, dijo que en el mes pasado estaba buscando una consola de Nintendo que costaba 1,879, eso fue en octubre, y ahora en este “Buen Fin” la estaban ofertando dándola al mismo precio aquí. ¿Cuál es la oferta?
En ese sentido, yo detecté que incluso algunos comercios previamente inflan los pecios para finalmente dártelos al precio normal en el “buen”. Te ofrecen solo ventas a crédito sin intereses, pero finalmente pagaras el mismo precio, o te obligan a comprar para así poder acceder a un descuento. Me explico, cierta tienda de ofrece que si compras dos pares de zapatos, el tercero te lo da al 50 por ciento.
A continuación transcribiré el comentario de mi amigo Osvaldo Martínez, el cual resume lo que es esta guerra comercial entre el “Buen Fin” y el “Black Friday”:
“Aquí no es más que una mala copia…nunca se comparara con el Black Friday”:…allá las ofertas están al por mayor. Inclusive, si sale defectuoso o no te gusto, te lo cambian o te regresan el dinero, salvo que especifique que es liquidación y no hay devoluciones. Aquí es una verdadera odisea para que te respeten la garantía…aquí lo único que hacen es inflar el precio y poner uno más bajo para que así se anime la gente a comprar…los únicos que aprovechan son los que no pueden ir allá porque no tienen visa…pero inclusive hay algunos que les encargan a amigos y familiares para que ellos les hagan las compras en El Paso”.
Ya han pasado siete años desde que se implementó el “Buen Fin” y los comerciantes juarenses nada más no aprenden. Se conforman con obtener unas ganancias pírricas (comparadas con las que se llevan sus colegas paseños) en lugar de beneficiar a sus clientes con verdaderas ofertas. Y para el colmo ¡ahora nos quieren cobrar el estacionamiento!!
Ojala que para su edición del 2019 la CANACO, y demás cámaras empresariales, se pongan las pilas y les diga a sus agremiados que la única forma de ganarle al “viernes negro” es dando ofertas reales, no con una campaña mercadotécnica; y que la PROFECO haga realmente su trabajo vigilando que los malos comerciantes no defrauden más al consumidor, pues hasta la fecha ésta solo ha servido de adorno o aval de esta gran falacia llamada “Buen Fin”.
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