POR: JESÚS AVILA VENTURA.
“Nuestro país está lleno… No podemos aceptarlos más, lo siento. Así que den la vuelta. Así son las cosas”: Donald Trump
Mientras miles de migrantes llegan a todo lo largo de la frontera norte de México intentando cruzar ilegalmente a Estados Unidos; mientras Donald Trump endurece su política migratoria restringiendo el paso, tanto a migrantes como a los fronterizos, ocasionando pérdidas económicas y tiempo por las largas filas de espera; mientras todo eso ocurre para nosotros, para el presidente Andrés Manuel López Obrador, no pasa nada.
O todos los fronterizos sufrimos de una histeria colectiva y alucinaciones migratorias; o el Presidente de la República está mal informado, o de plano, el primer mandatario finge demencia senil porque su inacción para frenar esas caravanas ya se le escapó de las manos y ahora no sabe cómo arreglar este entuerto centroamericano.
El representante de AMLO en Chihuahua, Juan Carlos Loera, trató de justificarlo afirmando que el presidente si sabe lo que está ocurriendo en esta frontera Juárez-El Paso sobre la llegada de los migrantes, solo que desconocía lo de las enormes filas de automóviles particulares y tráilers de la industria Maquiladora.
Sin embargo, ni AMLO ni Trump parecen percatarse de las pérdidas millonarias y el gran problema que significan las acciones (o inacción) que están ejerciendo estos mandatarios contra los habitantes fronterizos, el comercio y la industria de ambos países. Pues mientras el presidente americano restringe el paso y hasta amenaza con cerrar la frontera, el mandatario mexicano prefiere nadar de muertito y fingir que todo está bien.
Eso es en cuanto al problema en los cruces; pero en lo social y en lo relativo a la seguridad pública, la situación pinta con empeorar.
Hace un par de meses, cuando apenas se dio la primera caravana, escribí sobre el gran problema que se avecinaba. No tanto el paso de estos migrantes rumbo a su supuesto destino: EU; sino qué se haría ante el hecho de qué cientos de migrantes no lograran pasar y se quedaran varados en las fronteras de México, sin trabajo, sin casa, sin nada.
No se necesitaba ser un genio ni estadista para predecir lo que vendría. En ese entonces escribí que Trump no estaba dispuesto a flexibilizar su postura anti migrante, y por ende, los miles de migrantes que AMLO estaba dejando pasar, sin restricción alguna, y hasta ofreciéndoles apoyos, quedarían atrapados en la línea fronteriza ante un dilema: repatriarse, buscar trabajo o integrarse a las diferentes bandas del crimen organizado.
Pues sí, ya pasó. En días pasados la policía municipal detuvo a un cubano, a un ecuatoriano, dos salvadoreños y tres hondureños que trabajaban en algunas de las cedulas criminales y que acababan de ser reclutados para la venta de drogas, mientras que algunas mujeres cubanas y hondureñas, ante la falta de oportunidades, se han encontrado prostituyéndose o han caído en la mendicidad. Esto nos indica que el problema tiende a empeorar si no se atiende este asunto de la migración.
Pese a estos hechos, para el presidente López obrador no pasa nada en la franja fronteriza, y parece que a nadie de los “morenos” locales le interesa abrirle los ojos o contradecirlo.
Dicen que los cachorros abren los ojos a los 12 días de nacidos, AMLO ya se está tardando en abrirlos. Si pasa más tiempo habremos de pensar que los fronterizos tendremos un presidente ciego de nacimiento, lo cual no nos da muy buenas expectativas y que, como siempre, y como con todos los ex presidentes, tendremos que defendernos nosotros mismos.
TIMING POLÍTICO.
Más historias
Reflexión sobre la crisis del arte contemporáneo
JUSTICIA DIGITAL
Agua que sí ha de beberse