POR: JESÚS ÁVILA VENTURA.
Candil de la calle, obscuridad de su casa.
Refrán popular.
Gran conmoción mundial causó el incendio de la catedral parisina de Notre Dame ocurrida el pasado 15 de abril. Jefes de Estado, artistas, intelectuales, académicos, empresarios y gente de la farándula lloraron esta desgracia, y ni tardos ni perezosos, todos anunciaron a los cuatro vientos que aportarían sus millones de euros para iniciar de inmediato su reconstrucción.
Aun se encontraban humeando las piedras cuando las aportaciones de los mecenas franceses ya habían reunido poco más de 900 millones de euros para rescatar dicha catedral católica. Algunos realizaron estas aportaciones impulsados por una “emoción patrimonial” (según lo describe el antropólogo Daniel Fabre), y otros más por ganar reflectores mundiales.
Cual fuera que haya sido la razón, la sociedad francesa (incluso de otros países) se unió para salvar este edificio histórico. Sin duda, eso es de aplaudirse.
Y es de destacarse que hasta el Gobierno de México y políticos de diversos partidos mostraron su solidaridad y brindaron su apoyo al gobierno francés para la reconstrucción de su edificio gótico.
Sin embargo, lo anterior me llama la atención y me lleva a lanzar un par de cuestionamientos; ¿Por qué el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no muestra esa misma preocupación por los sitios históricos de México? y ¿Cuál es la razón por la que, específicamente, este instituto federal no muestra gran interés por rescatar los edificios históricos de Cd. Juárez?
Y al observar cómo la sociedad y los empresarios franceses se unieron de igual forma para salvar la famosa catedral, me asalta un tercer cuestionamiento: ¿Por qué no se da esa solidaridad de la sociedad y los empresarios juarenses para rescatar los pocos edificios históricos que aún están de pie en nuestra ciudad?
Ejemplos: el edificio de la antigua Escuela de Agricultura Hermanos Escobar, que data de 1906, es ya casi una ruina y se está vendiendo como terreno. La escuela primaria “Revolución”, construida e inaugurada por el ex presidente Lázaro Cárdenas en 1939, se cae a pedazos. Otro lugar histórico que destaco es el Registro Civil donde se realizaron los divorcios de la actriz Marilyn Monroe y Arthur Miller el 20 de enero de 1961, aunque en 1910 se convirtió en la compañía Ferrocarril Noroeste de México, hoy se encuentra convertido en departamentos en malas condiciones.
Pero si de incendios hablamos, recordemos nuestro Cine Victoria, que aunque fue construido en 1945, en ese mismo sitio se ubicó la hacienda de Don Inocente Ochoa, ex jefe político en la frontera y acaudalado terrateniente chihuahuense, quien le dio hospedaje por un tiempo al expresidente Benito Juárez García, durante su estancia en esta ciudad.
Pues bien, este edificio ha sufrido ya tres incendios que lo han destruido casi por completo; y aunque un puñado de ciudadanos convocaron a una protesta para exigir su rescate, fueron muy pocos los que atendieron el llamado. Y qué decir de los gobiernos locales, anuncian su restauración pero solo queda en declaraciones mediáticas.
En fin, es triste ver como nuestro legado histórico desaparece y a nadie parece importarle, nuestros jóvenes muestran más interés en pagar un boleto de 800 pesos para asistir por cientos al concierto Tecate Supremo o hacer fila para ir a un juego de los Bravos, que atender un llamado ciudadano a solucionar una causa social-histórica.
Señores, les recuerdo que también aquí en nuestra amada Ciudad Juárez tenemos nuestras “Notre Dame”, quizá no tan famosas como la parisina, pero si varios edificios cargados con nuestra historia e identidad que merecen ser recatados. No seamos candil de la calle…..en fin, ya se saben la segunda parte del refrán, ahora hay que entenderlo.
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