
Por: Jesús Ávila Ventura.
“La frontera más bella del mundo”, cantaba con entusiasmo el extinto cantautor juarense por adopción, Juan Gabriel, en su canción “Cd. Juárez es número 1”, y siempre hacia reconocimiento a esta tierra que lo vio nacer como artista, tan así que su grito de guerra siempre fue “¡Arriba Juárez!” en todos los escenarios que pisaba en cualquier parte del país, y del mundo.
El divo Juárez le invirtió dinero a esta frontera apoyando a los niños al fundar la escuela Semjase, dedicada a atender a hijos de madres solteras, maquiladoras y de escasos recursos, y fijo aquí dos de sus residencias; ¿Quién no conoce las casas de Juanga en la Avenida 16 de Septiembre o la de la Avenida Lerdo?
Él sí amó a esta frontera. Él sí fue agradecido con esta ciudad que lo acogió como Alberto Aguilera y lo vio salir como juan Gabriel. Él sí le retribuyó a Cd. Juárez durante toda su vida todo lo que los juarense le dieron.
Viendo lo que hizo un hombre que no vivió del erario público, que se hizo solo a base de su esfuerzo, talento y carisma, y que se ganó cada peso con el sudor de su frente; entonces, ¿Cómo es posible que decenas de presidentes municipales, de diputados, senadores y gobernadores, que viven de los impuestos que pagamos todos los juarenses, solo pasen por esta frontera para solicitar su voto y embolsarse millones de pesos para su beneficio personal?
A Juan Gabriel nadie le exigió que apoyara a Juárez, él lo hizo por propia voluntad como muestra de agradecimiento. En cambio, los presidentes, gobernadores y demás políticos que han llegado y tomado el poder en esta sufrida frontera, ellos mismos lo han ofrecido y prometido cuando andan en campaña, y no gratis, le exigen al ciudadano el voto a cambio.
Los nobles juarenses les han dado una y otra vez su sufragio, ¿para qué? ¿Para qué pavimenten unas calles, pinten unos cuantos kilómetros de guarniciones y tapen unas docenas de baches? ¿Y luego, salgan bajo sospecha de no haber manejado los recursos públicos con capacidad y honestidad?
Alcaldes van y vienen y las colonias de la ciudad, principalmente las más antiguas situadas al poniente, se encuentran cada vez más deterioradas por falta de inversión en obra pública, en ellas. ¿Cómo es posible que colonias tan antiguas como la Anáhuac y la Chaveña, y cercanas al centro histórico, tengan aún calles que se encuentran sin pavimentar y que los servicios públicos sean deficientes?
Pues la razón es porque esos alcaldes solo han llegado para obtener ganancias económicas o para brincarse a la gubernatura. Aun no acaban de calentar la silla municipal cuando ya están organizando su equipo de campaña para chapulinear a Palacio Estatal.
Desde luego que ha habido algunas excepciones, como la del ex alcalde panista, Francisco Villarreal Torres, quien si tomó las riendas de la presidencia municipal con el único objetivo de levantar la ciudad, tan destruida ya por las decenas de alcaldías ininterrumpidas del PRI. Villarreal hasta puso de su fortuna personal para adquirir camiones recolectores de basura y patrullas, mismas que recibió, literalmente, sin llantas y sobre bloques de cemento paradas en las calles.
Pero fuera de él, algunos han cumplido a medias y otros han hecho solo obras de relumbrón que los proyecten a otro puesto más arriba, u obras no prioritarias pero que si sirven para meterle mano al presupuesto inflando costos para financiarse sus campañas políticas futuras o beneficiar a amigos pagándoles facturas políticas. (El Camino Real de “Teto” Murguía, por ejemplo).
Pero el caso más patético ha sido el del actual alcalde con licencia, Armando Cabada Alvídrez, quien desde un inicio arrancó su campaña para obtener la Presidencia Municipal de Juárez y a la vez ya traía en su mente dejarla para ir en busca de la gubernatura de Chihuahua.
Cinco años en la silla del municipio y no se le vio gran obra pública, al contrario, como nunca, se vieron las calles de la ciudad repletas de baches y el alumbrado público, por obra divina, se apagó en grandes tramos completos en toda la ciudad desde el inicio de su primer periodo de gobierno, aumentando el clima de inseguridad.
Tras dos intentos de querer meter con camisa de fuerza su proyecto denominado “Juárez Iluminado”, mediante el cual endeudaban las finanzas municipales por varias administraciones públicas por requerir un presupuesto millonario, fue criticado y rechazado por especialistas el cual catalogaron de exagerado e inflado. Incluso, el Congreso del Estado también lo rechazó por los mismos motivos.
Ante ello, y después de cuatro años a obscuras, ya cercano a las elecciones en donde se renovara la Presidencia Municipal y la Gubernatura, entre otros puestos, de manera milagrosa, Cabada anuncia de nuevo que llevará a cabo su programa de alumbrado público pero ahora sin endeudar y con recursos propios.
O sea, si se podía hacer desde un principio, ¿por qué nos mantuvo todo su quinquenio en las penumbras? ¿Pensó que prendiendo unas cuantas lámparas al final, los juarenses le daríamos nuestro aval de nueva cuenta para irse de gobernador? Pues no Sr, Cabada.
Sin embargo, este personaje político, lo que tiene de nefasto también lo tiene de astuto, y logró colarse en los primeros lugares de la lista plurinominal para diputados federales de Morena, ahora son ellos los nuevos incautos a los que les ofreció, igual que a los juarense, oro por cuentas vidrio y pronto lo veremos sentado en una curul federal.
En fin, esta ha sido la historia de nuestros alcaldes y tal parece que Ciudad Juárez esta destinada a ser reconocida por su violencia o por solo el legado, ese sí muy valioso, que nos dejó Juan Gabriel.
Ahora tenemos en puerta la elección 2021, y son varios los interesados en ocupar la oficina del edificio Municipal, y para no variar, todos prometen sacar a Cd. Juárez de la miseria en que se encuentra. Esperemos a ver quién gana y como nos responderá.
Por lo pronto, como diría Juan Gabriel, ¡Arriba Juárez!
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