octubre 24, 2025

Timing Político

La política tiene su propio Timing

Alejandro Pérez Cuéllar del Partido Verde y Su Liderazgo Fronterizo

JUEVES 23 OCTUBRE 2025

Luis Carlos Carrasco

En el corazón de Ciudad Juárez, justo frente al Monumento a Benito Juárez, el diputado federal Alejandro Pérez Cuéllar decidió rendir su primer informe legislativo no entre muros, sino en territorio abierto, fiel al discurso que lo define: regresar al terreno, a la gente, al norte donde —según él— “se hace patria todos los días”.

El evento, más político que solemne, reunió a una mezcla interesante: funcionarios federales, empresarios, legisladores locales y hasta el alcalde Cruz Pérez Cuéllar, su hermano y aliado político. Una postal que deja claro que, aunque milita en el Partido Verde, Alejandro juega en una liga distinta, con un pie en la bancada ecologista y otro en el tablero político de Morena en Chihuahua.

En su mensaje, el legislador puso énfasis en la frontera, no solo en el discurso, sino en sus iniciativas. Destacó su propuesta para crear un Fondo de Fortalecimiento a la Frontera, una idea que busca darle a las ciudades del norte recursos proporcionales a su relevancia económica y a los retos que enfrentan, desde migración hasta seguridad. También presentó una iniciativa para imponer aranceles a la carne brasileña, en defensa de los ganaderos locales, golpeados por la competencia desleal. Un guiño claro al campo chihuahuense, que suele estar olvidado en las agendas del centro del país.

Pero no todo fue tribuna y legislación: Pérez Cuéllar aprovechó para hablar de su programa de reforestación urbana, con una meta ambiciosa de 30 mil árboles plantados, privilegiando especies endémicas y avenidas emblemáticas como Ejército Nacional y Norzagaray. En tiempos donde Juárez batalla más con el polvo que con el verde, el proyecto suena bien… si logra sobrevivir al clima, a los vándalos y a la burocracia.

Otro punto que levantó cejas fue su anuncio sobre la donación de terrenos municipales para proyectos de vivienda federal, un movimiento que, más allá del detalle ecológico o social, consolida la relación entre su agenda legislativa y la gestión municipal. En pocas palabras: el Verde también tiene músculo de gobierno local.

Además, adelantó la creación de un bloque con empresarios para gestionar recursos federales destinados a la modernización de cruces fronterizos, especialmente San Jerónimo-Santa Teresa y Guadalupe-Tornillo. Un tema que suena técnico, pero que en la práctica significa más comercio, más conectividad y más peso político para Juárez en la relación con la federación.

En materia de seguridad, habló de una “reingeniería” del sistema nacional, de policías más inteligentes y menos reactivas. Un mensaje correcto, aunque todavía en el terreno de la promesa.

El informe de Pérez Cuéllar dejó ver algo más que cifras: una estrategia política bien cuidada, que combina trabajo legislativo, discurso ecológico y visión regional. Desde la frontera, el diputado Verde parece construir una identidad propia, una especie de puente entre el activismo local y el pragmatismo político que domina los nuevos tiempos.

En una época donde los informes suelen ser rituales de autopromoción, el suyo tuvo algo distinto: narrativa y propósito. Si logra convertir sus iniciativas en políticas reales, podría consolidarse como uno de los pocos legisladores del norte con agenda, territorio y visión de largo plazo.

Por ahora, el mensaje quedó claro: el Verde, en Juárez, ya no es un color decorativo, sino una bandera con raíces fronterizas.

Cruz y Alejandro Pérez Cuéllar

“El magisterio, la brújula extraviada”

De buena fuente —y de esas que no fallan, porque vienen directo del cafecito de enfrente del Congreso— trascendió que el dirigente de la Sección 42 del SNTE, Manuel Quiroz Carbajal, volvió a hacer lo que mejor sabe: traicionar a los suyos con elegancia y sonrisa de fotografía sindical.

Según los rumores capitalinos, el líder magisterial anda más azul que las lonas del PAN, pues habría cerrado un acuerdo con el alcalde capitalino, Marco Bonilla, para entregarle un “bonito paquete de votos docentes” a cambio de un pequeño favor: que le dejen colocar a su sucesor cuando su periodo expire el próximo año. Lo que se dice un trueque educativo de alto nivel… en pragmatismo político.

Nada nuevo bajo el sol, dirán algunos. Pero el detalle que enoja a más de uno dentro del gremio es que Quiroz llegó a la dirigencia gracias a la estructura que le armó Morena, aquella maquinaria que juró cambiar las viejas prácticas del sindicalismo de compadrazgo. Hoy, el mismo que prometía “renovar al SNTE” parece estar perfeccionando el arte del doble discurso.

Los que saben —y que además no le deben favores— aseguran que el dirigente anda apostando su futuro sindical a tres cartas marcadas, y la más visible de ellas es Indra Manzo Rascón, exregidora del PANAL. Sí, esa misma que fue edil pero que casi nadie vio por su oficina, porque tenía una agenda muy apretada entre el aula, el sindicato y, al parecer, la invisibilidad pública. Todo un caso de estudio sobre cómo ejercer un cargo sin dejar huella… ni sombra.

La inconformidad dentro de la Sección 42 no es menor. Cinco miembros del Comité renunciaron, hastiados —dicen— de las ocurrencias y traiciones de su dirigente, mientras otros se preguntan si el sindicato cambió de color o simplemente de patrón.

Para colmo, los jubilados, ese músculo electoral que alguna vez creyó en Quiroz, ya no quieren saber nada del “profe líder”, ni de los aspirantes que cargan su bendición. Al parecer, en la Sección 42 la lección quedó aprendida: los experimentos con poder sindical suelen reprobarse.

Así las cosas en el magisterio chihuahuense: un dirigente que juega a dos bandas, un alcalde que recibe votos a cambio de favores, y una base que empieza a tomar lista de los traidores.
Y pensar que todo empezó con el lema de “transformar al sindicato”.
Transformar sí… pero en agencia de colocaciones políticas.

“Maru y el nuevo azul a la mexicana”

La gobernadora Maru Campos no podía faltar al relanzamiento del PAN en la Ciudad de México. Era de esperarse: el evento fue más que un acto simbólico, fue una pasarela de liderazgos, donde cada quien buscó quedar bien parado en la foto del “nuevo” blanquiazul. Y Maru, fiel a su estilo, supo aprovechar el reflector. Venía de un evento exitoso en Ciudad Juárez el jueves pasado, así que llegó con el impulso justo para lucirse entre los suyos.

El encuentro, presentado como el “inicio de una nueva era”, más bien pareció un retoque estético con pretensiones de cirugía reconstructiva. El PAN quiere redescubrir su identidad, renovar su imagen y volver a enamorar a un electorado que lo ha olvidado entre los pleitos internos, las alianzas forzadas y la nostalgia de los tiempos en que ganaban presidencias. Pero, como dicen los idealistas del bolillo azul, “ojalá logren al menos cinco millones de votos más”. Ojalá, porque con menos de eso, ni con aplicación digital ni con discurso ciudadano les alcanza para sobrevivir con dignidad.

La decisión de dejar atrás al PRI fue, sin duda, lo más sensato que han hecho en años. El tricolor ya no era aliado, sino ancla. En vez de sumar, restaba; en lugar de aportar estructura, aportaba desgaste. Romper con esa relación tóxica es un paso lógico si el PAN pretende volver a ser una fuerza autónoma, aunque todavía esté por verse si realmente tienen rumbo propio o si solo están buscando quién los adopte políticamente.

En la práctica, el nuevo esquema interno deja muy claro quién manda. Los cuatro estados gobernados por el PAN —Chihuahua, Querétaro, Aguascalientes y Yucatán— tendrán voz y voto real, porque sus mandatarios decidirán las candidaturas locales. En los otros 28, el Comité Ejecutivo Nacional tomará el control absoluto. Traducido del lenguaje panista: los que ganaron gobiernan… y los demás, obedecen.

De cara a 2026, el PAN llega a su enésimo intento de reinvención. Maru Campos, por su parte, sale fortalecida: mantiene buena relación con la cúpula nacional, presencia constante en los foros partidistas y una imagen de equilibrio entre pragmatismo y liderazgo femenino. No es poco en un partido que busca referentes.

El relanzamiento del PAN podrá ser cosmético, pero a Maru le vino como anillo al dedo: la coloca en el mapa de los perfiles con proyección nacional, justo cuando los azules necesitan caras frescas —o al menos, coherentes— para no desvanecerse entre la melancolía de los años dorados y las apps que prometen democratizar lo que sigue siendo un club bastante cerrado.

Por ahora, el PAN se pinta de nuevo, pero con la misma brocha. La diferencia está en quién sabe moverse dentro del lienzo, y Maru, sin duda, está aprendiendo rápido a trazar su propio azul.

Maru Campos

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