Por: Eduardo Borunda.
Las elecciones de este año 2018 pasarán a la historia como una elección compleja por la gran dificultad de plasmar en la práctica los postulados que la Ley General de Instituciones y Procesos Electorales (LEGIPE) ha estipulado y de los cuales sus acciones resultan inoperantes. Un ejemplo claro es la imposibilidad de que las autoridades tengan derecho a manifestarse por un candidato o candidata e incluso hacen difícil la comunicación social por miedo a violentar la LEGIPE.
También existe una doble legislación que al momento de tratar de implementar en el plano local se debe acudir al texto en cuestión para tratar de acoplar, cuestión que no ha sido fácil y que en el obrar de los diputados de los estados no vieron con buenos ojos alinear el texto federal con las reformas en el plano estatal. Es decir, tenemos al menos dos textos constitucionales y otras dos leyes electorales que no se han alineado y complejizan las relaciones de gobernabilidad electoral.
En este momento, tenemos tres tiempos electorales (precampañas, intercampañas y campañas). Existe un problema de que este tiempo se observa como tiempo muerto. También señalamos hace ya tiempo que las precampañas fueron en realidad campañas abiertas a toda la población y el propósito con el que se crearon estas etapas, no se cumplieron en la práctica. Incluso, el tiempo de “Intercampañas”, es considerado ya un tiempo de campañas que han servido para la descalificación e intensificar la guerra sucia en contra de partidos políticos y de candidatos.
Una cosa que no ha cambiado, es el seguimiento que ha dado el Instituto Nacional Electoral (INE) al calendario de actividades. Esta semana se definieron el mes de “Febrero” y la letra “F” como los indicadores para quienes serán los próximos funcionarios de casilla. Si Usted nació en Febrero y si su apellido empieza con “F”, felicidades, le tocará resguardar los votos de los ciudadanos y será el encargado de contar los votos de cada uno de los candidatos y partidos políticos para que sea una elección limpia y transparente en el resultado electoral.
También, en esta “intercampaña”, el INE tendrá que resolver la procedencia de las candidaturas independientes al cargo de Presidente de la República, Senadores y Diputados. Llama la atención que los aspirantes a candidatos no salieron bien librados ya que fueron acusados de alterar el número de firmas con prácticas no convencionales. Por ejemplo, se ha mencionado que tomaron fotografías de copias de credenciales de elector alteradas (no genuinas), o que aceptaron otras identificaciones como licencias de conducir u otros medios de identificación que no son válidos en la recolección del apoyo ciudadano.
Los costos para la recolección del apoyo ciudadano fueron variados, también se están validando los informes presentados ante la Unidad Técnica de Fiscalización del INE, ya que de alguna manera hay discrepancias en los montos reportados. Por ejemplo, si tomamos el costo de recolección de firmas de los aspirantes es disímbolo. A Jaime Heliodoro Rodríguez “El Bronco”, le costo cada firma en promedio $9.43 pesos, mientras que a Armando Ríos Piter su saldo fue de $2.95 por firma mientras que a Margarita Zavala tuvo un costo de $8.78 y para María de Jesús Patricio (Marichuy) tuvo un costo de $1.97. Aunque ninguno rebasó los topes de monto para la recolección de apoyo ciudadano los números de cada aspirante representan diferentes lecturas.
En Conclusión, el periodo de intercampañas solo alarga el tiempo de un proceso electoral en donde la ley se violenta en cierto sentido ya que las lagunas establecidas en la LEGIPE tiene recovecos que nadie imaginaba o bien fueron dejados a propósito para la conveniencia de algunos y para atar de manos a otros. Por el momento, no hay nada para nadie. Las encuestas empiezan a fluir pero el 1 de julio, fecha de la elección, aún está lejano.
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