
Por: Lic. Gilberto Miranda.
La labor de los 500 médicos cubanos, que anunció el gobierno federal que serían contratados, es propagandística. Nada tiene que ver su incursión en el intento por mejorar el sistema de salud pública en México. Cualquier persona que entienda los desastres causados por el socialismo alrededor del mundo, pero sobre todo en América Latina, sabe que esos médicos cubanos no son parte de la cura, sino de la enfermedad. La enfermedad del socialismo.
Cuba es un país que tiene 63 años viviendo en el socialismo, es imposible que algo bueno pueda surgir de la llegada de los médicos cubanos a los hospitales mexicanos. Cuba, en muchos aspectos, ni siquiera cuenta con indicadores que miden la salud o la educación y lo que no se mide, no se puede mejorar. Incluso, en muchas ocasiones las mediciones en salud o educación son falsas. Pero lo que es todavía más grave es que el pago que se le realiza a los médicos cubanos es, en realidad, al gobierno de Cuba, hecho que define a los médicos cubanos como esclavos.
Pero lo de Cuba a los cubanos. En lo que respecta al supuesto déficit de médicos y especialistas en México, la situación es muy sencilla: liberalizar el sector de la salud. Es decir, abrir los estudios en las facultades de medicina para ingresar a una mayor cantidad de candidatos a médicos y especialistas, y posteriormente egresar a una mayor cantidad de médicos y especialistas que estén habilitados para ejercer la profesión bajo condiciones de competencia en un mercado abierto y de respeto a la propiedad privada.
Para liberalizar el mercado de los servicios de salud, existen principalmente tres problemas que hay que resolver: el primer problema es la falta de infraestructura médica, pues es evidente que el sector de la salud pública cuenta con recursos limitados debido a los pésimos manejos por parte de los burócratas con respecto a los recursos materiales, las herramientas tecnológicas, los espacios físicos y el capital humano. La falta de lucro del sistema de salud pública hace que sus servicios sean ineficientes al grado de convertir un sistema de salud en un sistema burocrático.
El segundo problema es el funcionamiento del sistema educativo en las facultades de medicina y especialidad en México. Las facultades de medicina, sobre todo en la especialidad suelen tener cupos para estudiar y, una vez graduados, existen plazas para ejercer. Los cupos y las plazas son dos de los principales factores que detraen el mejoramiento del sistema de salud pública porque funcionan como protección para quienes están ejerciendo la profesión en detrimento de quienes la quieren ejercer. Eso empeora el sistema de salud, no lo mejora. En definitiva, la competencia incrementa la calidad y reduce los precios, pero los cupos y las plazas provocan precisamente lo contrario.
En la medida en la que egresaran una mayor cantidad de especialistas en el área de la salud en México, lo que ocurriría es que la oferta de servicios médicos especializados tendería a aumentar y los consumidores de servicios de salud especializados tendrían de donde elegir, de tal manera que los médicos que quisieran conservar a sus clientes compitiendo en un mercado de la salud abierto deberían aumentar su calidad o bajar sus precios, o ambas cosas a la vez. Sin embargo, con tantos años de estudio en el campo de la medicina, para lograr una especialidad, tener que bajar los precios no es rentable para los especialistas. Y precisamente de eso se protegen, de la competencia contra más y mejores especialistas. Pero es que el libre mercado funciona así, todos compiten ofreciendo la mejor calidad al mejor precio, o quedan fuera del mercado.
El tercer problema es la vulneración de la propiedad privada, y teniendo en cuenta que la primera propiedad es el cuerpo y es, por naturaleza, de la que surgen las demás propiedades, es conveniente indicar que muchos médicos han sido vulnerados, lo cual es una limitante más para ejercer la profesión tanto en zonas urbanas como en zonas rurales. Sin respeto a la propiedad privada, ninguna profesión es ejercida con total libertad debido a los riesgos que implica.
Para tener como referencia el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, con datos oficiales de la Agenda Estadística 2018-2019, la matrícula de agosto a diciembre del 2018 en las especialidades de anestesiología, cirugía general, ginecología y obstetricia, pediatría médica, medicina familiar, ortopedia y traumatología, endodoncia, odontopediatría, ortodoncia, periodoncia, prótesis bucal fija y removible tuvieron cero ingresos; solo la especialidad de medicina y cirugía en pequeñas especies tuvo nueve nuevos ingresos. Y la matrícula de enero a junio del 2019 en todas las especialidades médicas tuvo un total de cero nuevos ingresos.
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