octubre 19, 2025

Timing Político

La política tiene su propio Timing

El gasolinazo y la ilusión del precio justo

GILBERTO MIRANDA

JUEVES 09 ENERO 2025

Imagina que tienes un negocio de tacos. Un día, el gobierno llega y te dice: «No puedes vender tus tacos a más de 10 pesos, porque eso no es justo». Suena bien, ¿no? Pero ahora piensa: ¿qué pasa si la carne sube de precio? ¿O si el gas cuesta más? ¿O si el aceite y las tortillas también se encarecen? No importa cuánto te cueste hacer los tacos, el gobierno sigue diciendo que no puedes cobrar más de 10 pesos. ¿Qué harías? Tal vez bajes la calidad de tus tacos, pongas menos carne o, peor aún, tengas que cerrar tu negocio porque ya no hay ganancia.

Esto es lo que pasa con la gasolina en México. El gobierno quiere que el precio de la gasolina esté «controlado», pero al hacerlo, crea más problemas para todos, incluidos tú y yo.

Pero ¿Quién decide el precio de la gasolina? En realidad, los precios deberían depender de lo que cuesta producir algo, transportarlo y venderlo. Pero aquí, el precio de la gasolina no lo decide el mercado, sino el gobierno. Ellos ponen un límite al precio y les echan la culpa a los dueños de las gasolineras si ese precio sube. Dicen cosas como: «Cobrar más de 23 o 24 pesos por litro es un abuso». Pero ¿es en serio? Las gasolineras tienen que pagar impuestos, transporte, empleados y todos los gastos que implica traer la gasolina. Y, como en el ejemplo de los tacos, si los costos suben, no tienen otra mejor opción que cobrar más.

¿Y por qué la gasolina cuesta tanto? La gasolina cuesta más, no por culpa de las gasolineras, sino por culpa de los impuestos. Una parte grande del precio que pagas por litro de gasolina no es para el empresario que la vende, sino para el gobierno. Ese dinero lo usan para sus proyectos y programas, pero ¿realmente te benefician? Por cada litro que compras, una buena parte se va directo a la cartera del gobierno.

Por si fuera poco, también está Pemex, la empresa del gobierno que produce gran parte de la gasolina. Pemex está endeudada hasta el cuello, y para mantenerla funcionando, el gobierno pide dinero prestado. ¿Quién paga esa deuda? Nosotros, con más impuestos y precios altos.

El gobierno dice que no ha habido «gasolinazo» porque los precios no han subido más que la inflación. Pero ¿qué significa eso? La inflación es cuando todo sube de precio porque hay más dinero en circulación, pero ese dinero vale menos. Es como si de repente todos tuviéramos billetes de 500 pesos en la cartera, pero esos billetes alcanzaran para menos. El precio de la gasolina no sube «en términos reales», pero igual te cuesta más porque todo lo demás también es más caro.

Pero ¿por qué es justo que el gobierno cobre tantos impuestos por litro y las gasolineras no puedan ganar un poco más para cubrir sus gastos? Es como si te dijeran que cobras demasiado por tus tacos, pero no te dejaran bajar la calidad o aumentar el precio cuando todo cuesta más.

El problema no es la gasolina ni los dueños de las gasolineras. El problema es que el gobierno quiere controlar todo. En lugar de dejar que el precio de la gasolina dependa del mercado —como el precio del pan o las tortillas—, el gobierno fija precios y dice qué está bien y qué está mal. Esto no solo afecta a los empresarios, también nos afecta a todos, porque los precios no están reflejando la realidad.

Si el gobierno quitara los impuestos que encarecen la gasolina, permitiera que más empresas compitieran y dejara de controlar todo, los precios bajarían de forma natural. Sería como en el mercado: si hay muchos puestos de tacos, todos intentan ofrecer lo mejor al mejor precio, y tú como cliente decides dónde comprar.

El gobierno te dice que está «cuidando tu dinero», pero en realidad, tú pagas los impuestos, las deudas de Pemex y los precios inflados que ellos mismos causan. Y luego culpan a los empresarios para quedar bien.

México no necesita más controles ni promesas. Necesita un mercado libre donde la gasolina cueste lo que realmente vale, sin impuestos excesivos ni interferencia del gobierno. Así, tú podrías pagar menos por la gasolina, las gasolineras podrían competir ofreciendo mejores precios y servicios, y todos saldríamos ganando.

Piensa en los tacos otra vez: ¿Qué prefieres, un gobierno que te dice cuánto debes cobrar, o un mercado donde tú decides y los clientes te eligen por tu calidad y precio?

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