
JUEVES 20 FEBRERO 2025
El gobierno lo llama «revalidación vehicular». Yo lo llamo una estafa anual, institucionalizada y obligatoria. Un impuesto disfrazado de trámite que no aporta absolutamente nada a los conductores más que la tranquilidad de no ser perseguidos por la autoridad. Porque sí, si no pagas, eres tratado como un delincuente, aunque tu único crimen sea ser dueño de un automóvil.
Cada año, los gobiernos estatales nos transmiten la idea de que este cobro es un “derecho de control vehicular”, cuando en realidad es una extorsión legalizada. Si tienes un automóvil, pagas. Si no pagas, te multan. Y si sigues sin pagar, peor.
En teoría, el cobro de revalidación vehicular se justifica como un mecanismo para mantener actualizado el padrón de vehículos en circulación. En la práctica, es un impuesto sin retorno, porque el dinero que pagas no se traduce en mejores carreteras, menos baches o trámites más eficientes.
El argumento de “mantener el padrón actualizado” es una burla en un mundo donde la tecnología permite bases de datos automatizadas y eficientes sin necesidad de exprimir a los ciudadanos. Pero, claro, mantenernos cautivos de pagos anuales es más lucrativo para el gobierno.
El clásico truco del ladrón generoso: «te robo menos si me pagas rápido». Durante febrero, hay «descuentos» de hasta el 50% para incentivar el pronto pago. Pero sigue siendo un robo. Te están quitando dinero por algo que no genera un beneficio real para los conductores.
Y lo más cínico: en el cobro incluyen “aportaciones” a la Cruz Roja y la universidad. ¿Desde cuándo los donativos son obligatorios? Si quiero ayudar a una institución, lo haré por voluntad propia, no porque el gobierno decida que tengo que ser generoso con mi dinero mientras ellos despilfarran millones en burocracia inútil.
Si realmente este cobro tuviera un propósito legítimo, deberíamos ver reflejado ese dinero en mejor infraestructura, menos baches, mayor seguridad vial y servicios eficientes. Pero la realidad es otra:
- Las calles siguen llenas de baches.
- Los trámites vehiculares siguen siendo lentos y engorrosos.
- La seguridad vial es un desastre.
El dinero de la revalidación vehicular no mejora la vida de los conductores. Solo engorda los bolsillos del gobierno.
Si realmente quisiéramos un sistema de registro vehicular eficiente, el gobierno debería implementar un padrón permanente sin costo, automatizado y sin la necesidad de un cobro anual. Que cada ciudadano pueda actualizar sus datos cuando compre o venda un vehículo, sin pagar una cuota anual para “mantenerse en regla”.
Pero claro, eso significaría perder un negocio millonario. Y cuando se trata de dinero, el gobierno nunca deja de exprimir a los ciudadanos. La revalidación vehicular es una extorsión disfrazada de trámite. Y mientras sigamos aceptándola, el gobierno seguirá encontrando formas de cobrarnos por existir.
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