Por: Eduardo Borunda
El año que está por comenzar es una oportunidad única para reflexionar en el pasado, en el presente y en el futuro inmediato. Es un examen de conciencia sobre lo que queremos hacer en nuestras vidas. Es un alto obligado para decir que he sido y hacia donde quiero llegar. Las fiestas decembrinas ya están terminando y es necesario recuperar nuestro espacio vital que permita enfrentarnos a la realidad cotidiana que tenemos como seres humanos.
La llegada del año nuevo es también una festividad religiosa. Así como lo oye. Jesús nació bajo la ley de Moisés y pertenece al pueblo escogido de Dios para manifestarse ante los hombres, los gentiles que tiempo después habría de redimir es decir salvar de la muerte espiritual. ¿Qué festejamos entonces? Festejamos la circuncisión de Jesucristo, el Niño Dios quien de esta manera cumplía con la ley imperante en ese entonces y que a su vez cumplía con el pacto de Dios. Hoy la festividad se ha mundanizado, pero en sus orígenes es un acontecimiento histórico y religioso. Hay que recordar que la ley de la circuncisión estuvo vigente hasta la muerte de Jesucristo.
Cierra este acto la festividad de los “Reyes” Magos. Es la festividad de la Epifanía, el día 6 de enero son ellos los que van y se ponen de rodillas ante el Rey de los Judíos, que según las profecías verían nacer al Salvador del mundo. Son ellos, los Magos o Reyes Magos de oriente que según la tradición oral los que van a conocer a ese Salvador del mundo y son guiados en su peregrinar por una estrella fugaz. Jesús cuyo nombre significa “Salvador”.
Este tiempo de fin de año que se va y del nuevo que viene tiene en esencia un fundamento religioso, espiritual, que nos compromete a revisar nuestra vida. Vale la pena preguntarnos si efectivamente es lo que queríamos nosotros lograr hasta el día de hoy. ¿Qué nos faltó? ¿Qué he hecho que no me permite alanzar mis propósitos? ¿Qué sigue en mi vida?
En este año que inicia, como lo he comentado, es el tiempo adecuado para replantear nuestra existencia, fijar propósitos, generar hábitos y costumbres que nos permitan ser mejores personas. El corazón de cada uno de nosotros está diseñado para buscar con el ejemplo el bien común. Si queremos cambiar el mundo, lo primero que tenemos que cambiar es a nosotros mismos. Las grandes obras, como por ejemplo, el caso de la erradicación de una enfermedad empieza con una idea, con un hombre o mujer que le da sentido y lucha por conseguir esa meta. El caso más emblemático es la lucha en contra de la polio, la cual tiene un porcentaje del 99.9% de erradicación en el mundo, pero todo nació de una idea, de un proyecto al que se le dio seguimiento.
Quieres adelgazar, los pasos son sencillos, el primero ir a que te hagan un diagnóstico, segundo seguir las recomendaciones de tu nutriólogo. Así de simple, sólo un asesor podrá ayudarte. De otra manera será difícil que sin una asesoría adecuada y sin un seguimiento puntual cumplas con tus metas.
¿Quieres ahorrar para hacer un viaje? Tienes que hacer un plan de ahorro que te permita cumplir con el cometido, pero recuerda que siempre tendrás que hacer un sacrificio para cumplir esas metas, nada será sencillo y ahí radica la grandeza de los proyectos. Por ello, recuerda una cosa, no importa lo grande de un proyecto, sino las fuerzas que tengas por alcanzar la meta propuesta. Les deseo de corazón, que este año nuevo traiga para cada uno de ustedes la paz y la prosperidad deseada, pero sobre todo que sus propósitos de año nuevo se cumplen.
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