
DR. VICTOR GARCIA MATA.
Las ciudadanas y los ciudadanos tenemos la esperanza de que las leyes se cumplan, y digo esperanza porque no hay certeza de ello; quisiéramos que los gobiernos funcionaran eficazmente, esa es su labor, prestar servicios adecuados. No creo que haya un gobernante que no lo desee, porque sabe que de no hacerlo se metería en problemas y lo que menos quiere o debe de querer es estar en litigios, señalamientos y acusaciones, así que, quiero pensar, hace lo posible por cumplir, mientras que los incumplimientos son la excepción.
Eso me gustaría creer, sin embargo, noto que no es así. No veo un cambio de actitud en los nuevos gobernantes del estado; ganaron una elección y en teoría se debería esforzar más para ganarse al electorado que votó por ellos, pero tengo mis reservas al respecto y relataré una experiencia emblemática, que se repite y se repetirá muchas veces.
Al ciudadano no se le hace caso, no se le atiende debidamente. En mi colonia ocurrió una fuga de agua potable el 10 de septiembre, se hizo el reporte de esto el 13 y fueron de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento a taparla el día 14. Me pareció muy buena la disposición de los empleados de la Junta, quienes en tiempo récord lo solucionaron y solo dejaron la zanja de rigor, para esperar que no regresara el problema; hasta ahí íbamos bien.
Pasó una semana sin que reapareciera la fuga, por lo que hice el reporte para que fueran a tapar la zanja; pensé que era tiempo suficiente para ello, pero me respondieron que debía esperar más. Precisamente, después de dar el aviso, la fuga regresó, por lo que volví a llamar y les pedí por favor que solucionaran el problema. Todo esto ocurrió en el mes de septiembre, sin embargo, la calle se volvió a llenar de agua y continué reportando durante todo octubre y noviembre. Había miles de litros del líquido en la calle, no solo destrozando el pavimiento, sino también desperdiciándose simplemente. El agua, un recurso escaso en esta zona desértica y con tantas carencias, sin embargo no fue considerada por la JMAS como algo de importancia y el problema continuó.
Es deprimente ver como el agua potable se desperdicia de esa manera, así que me pareció urgente arreglar el problema. Me reuní con unos amigos e hicimos una serie de gestiones ante personas que conocemos y que trabajan en la descentralizada; ellas tomaron cartas en el asunto y desde octubre nos ayudaron a presionar, pero finalmente, con nulos resultados. Después acudimos a los medios de difusión, en este caso la radio, y en los segmentos de quejas pusimos la denuncia; tampoco dio resultados. Así, el problema siguió. Digamos que ya dábamos por perdido la situación. A los empleados de la JMAS no se les noto interés, pasaban los vehículos oficiales de la dependencia y se seguían de largo sin atender el caso.
Posteriormente me encontré a un amigo que trabaja en un periódico, el de mayor tiraje en la comunidad, y le pedí que sacara una nota relacionada al caso; así lo hizo y al siguiente día acudieron los empleados de la Junta y taparon la fuga. Es sorprendente ver cómo un medio de comunicación escrita puede influir tanto, mientras que los canales institucionales no funcionan.
Todo esto me lleva a reflexionar respecto a que los medios principales son tomados en cuenta, pero la ciudadanía no; los conductos institucionales (como los reportes) no funcionan, incluso con gente conocida dentro de la dependencia en cuestión; solo por un medio masivo solucionó este problema.
A fin de cuentas, para la JMAS no fue relevante, ni le interesó, que miles de litros de agua potable se desperdiciarán, a pesar de sus propias las campañas emprendidas para el ahorro del agua. Existen multas que se imponen a la gente al sorprenderla desperdiciando el líquido, pero para la Junta no hay una sanción por su negligencia criminal. Así como se dio el caso en mi colonia, cuántas fugas más habrá en la ciudad, tanto de aguas negras como de agua potable, creo que muchas. Pero la dependencia no amplía la cobertura para solucionar los problemas, pretexta que no tiene personal suficiente, pero no se amolda a los tiempos actuales de austeridad, solo recortan gastos en áreas que pueden solucionar problemas como el descrito, pero no en los altos sueldos de su alta y mediana burocracia.
Creo que es tiempo de legislar el respecto, porque el agua es un recurso importantísimo en ciudades como esta, donde su carencia destaca. Los problemas por el agua, como ya se había previsto, provocarían conflictos importantes, como se ha dado en otros lugares del país e incluso en el mundo. Por tanto, la negligencia criminal de la JMAS se debe de sancionar; es importante una legislación al respecto, porque el desperdicio del agua es un delito que debe tener un castigo. Son los legisladores quienes tienen la palabra. Esto seguirá ocurriendo y nuestra población continuará careciendo del recurso que poco a poco disminuye más.
TIMING POLITICO.
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