Por: Jack Ro
CD. JUÁREZ, CHIH.- Sandra Castañeda «La Kerrus», artista escénica originaria de Cd. Juárez, Chihuahua. Nacida en una familia de músicos, que fue donde heredó su vocación, para despertar su verdadera naturaleza de artista. Allí, ella, desde el seno familiar se desarrolló como cantante y actriz.
Desde muy joven, percibió la tendencia de sus deseos por la inclinación por estudiar actuación, aun cuando su padre se oponía a ello. Ella tomó una determinación y decidió estudiar actuación en la academia de la ANDA (Asociación Nacional de Actores)en la que inició sus estudios de educación teatral.
Dato familiar, su padre fue el que la bautizó con el seudónimo de «La Kerrus» por el amor entrañable que le tenía a su hija. A él en lo personal le hubiera gustado que se dedicara a la música, deseo que lo cumplió parcialmente, ya que el llamado del teatro fue lo que dominó su alma y sus sentimientos, al que se ha dedicado con esmero y entereza en cuerpo y espíritu, por qué lo trae en la sangre que corre por sus venas, que manifiesta en cada representación en la que participa.
Es una extraordinaria mujer con un talento innato para el canto y una fuerza energética y explosiva que convergen en la caracterización de su personaje actoral; que se unen en un huracán de pasiones y emociones impresionantes, estas dos cualidades son casos atípicos de la naturaleza humana.
Una de las potencialidades que posee, es el de matizar sus sentimientos en tonalidades que pueden cambiar de lo grave a lo agudo y enfatizar la modulación de su voz, para hacer sentir el cambio de un acto trágico a una emoción de alegría o el de una tristeza y expresarse según sea lo que dramatiza del personaje que actúa, por sus conocimientos del falsete de la música, empleados sabiamente en su actuación con naturalidad.
Rebelde por convicción, con objetivos muy sembrados en su conciencia, dialoga recordando aquellos momentos cuando estudiaba actuación, que solo iba a sus clases de teatro y las demás, como danza, música, y otras, no asistía.
Hasta que la amenazaran con expulsarla, pero era tanta su devoción por la actuación, que acato las disposiciones del plantel y obedeció de inmediato.
Intuía, interiormente, que en la educación del aprendizaje de un actor, que si el carece de obediencia, no era un verdadero actor, ya que el sacrificio de éste no estaba en hacer solamente lo que le gusta, sino también en lo que no le gusta, para conseguir lo que desea.
Castañeda, hablar de ella o de su trabajo, es casi imposible, pues son tantas sus presentaciones que tendríamos que escribir una enciclopedia de tantas emociones presentadas en toda la vasta trayectoria profesional de las obras leídas y representadas en su vida.
La actriz, convencida de sus triunfos, recomienda que para desarrollarte en este medio y no verlo como un acto superficial e inmaduro, como algunos jóvenes actores lo perciben y que piensan que ser actor es un juego y no un oficio para toda la vida.
Aconseja, que debe uno acentuarse y tener una determinación que guíe tus pensamientos a seguir adelante, con una actitud que parta de los criterios de las simientes del teatro, como una cultura formativa de profunda dedicación.
En la que entregaras todas tus energías para descubrir la búsqueda incansable e insatisfecha de una sabiduría en todo el largo tiempo que practiques esta disciplina artística. Y que el día que dejes de aprender, mejor te retires del teatro.
Ella analiza una postura crítica, en la que comprende que el crecimiento de un actor está en la formación y en el poder de involucrarse totalmente en el aprendizaje de la actuación.
Compenetrarse en la disciplina de la constancia, que produce la humildad del conocimiento, con el propósito de aprender hasta el último momento de su existencia. Y no declinar con perezas, el seguir estudiando y capacitándose, leyendo libros, participando en talleres y cursos.
Perfeccionarse en la dinámica del lenguaje del drama.
La vivencia de un actor es aprender a vivir lo que representa como si fuese la vida.
Sandra expresa que no tiene preferencia por el teatro clásico español del «Siglo de Oro», ni por el griego de la cultura artística del legado helénico.
Dice que a partir de que tomo un taller con la Maestra Luisa Huertas, le empezó a gustar el teatro clásico, al estudiar el verso y la rima en los diálogos de las obras de esa época, porque a ella, particularmente no le gustaba nada.
Lo estudió en su educación, porque es parte del acervo cultural del oficio de un actor, el aprender de él, ya que es parte de la herencia de la historia del teatro que todo actor debe de saber cómo cultivo de su persona.
A estudiado el drama clásico de los dramaturgos barrocos, como WiIllian Shakespiare, Lope de Vega, Juan Ruíz de Alarcón y Moliére, por citar algunos, pero su interés personal se concentra en la representación del Siglo XX, como: Pirandello y Unamuno y el de los dramaturgos de su presente.
Sus logros y satisfacciones son imposible de describir pues son tantos y tan variados, que no hay manera de expresar una preferencia por algún motivo en especial de su impresionante trayectoria en el mundo del teatro, y de su fabuloso éxito y distinción de sus representaciones en los dramas escenificados por ella, con premios y becas de la que ha sido objeto producto de su trabajo y de su talento.
Ha trabajado con todos los directores y dramaturgos de esta frontera. Y algunos de la Cd de Chihuahua y de la Cd, de México ha hecho también, cine, industria que le interesa incursionar con más decisión en un futuro.
En un futuro próximo piensa emigrar a la acrópolis de la Cd. de México, una vez que resuelva situaciones familiares que por el momento la detienen en esta frontera.
Amigos de su profesión como: Joaquín Cosío, Yolanda Abbud, Marco Antonio García, por mencionar algunos actores que se han establecido en la capital del país, pretende secundarlos con su partida.
Su optimismo y vitalidad en una personalidad con un carácter fuerte de decisiones firmes, sabe de su capacidad profesional y comprende que ser actor no es una profesión de un día, sino de toda la vida.
Admira el trabajo de los dramaturgos mexicanos cómo el de Víctor Hugo Rascón Banda y el de Pilo Galindo, porque sus obras las puede sentir y también el de explicarlas, sobre todo, explica meditando su respuesta, prosigue diciendo que para poder comprender y analizar la cristalización y transparencia de lo complejo del lenguaje en lo abstracto de sus símbolos es necesario.
En la lucha por objetivar el significado de las palabras las frases y oraciones que representan la semántica morfológica de la lingüística de las ideas, que muchas veces los actores no comprenden totalmente de los textos dramáticos por aquellos que las escriben.
Y se siente afortunada por tener presente al genio de la dramaturgia en persona, como es el caso de Galindo, es un lujo que pocos actores se pueden dar en la vida; comenta Castañeda.
Entre los directores que la han llenado su devoción por el teatro, se encuentra el trabajo minucioso de Jissel Arroyo, de la que se expresa particularmente como una persona creativa, pensante, imaginativa y pro-positiva, que enriquecen el teatro con ideas muy constructivas en las dirección de las obras que ella dirige y en las que ha participado.
Creó y organizó, junto con Héctor del Río, la compañía de teatro «La Bodeguita del arte», grupo que ha sido un éxito en la continuidad de los montajes que han producido; presentándose en escenarios como: teatros, bares, cafés, escuelas, museos y en diversidad de foros.
Esta es parcialmente una breve semblanza de una destacada artista de la frontera norte de México, de la que tenemos el gusto de relatar su impresionante vida y su vasta obra que ha realizado individualmente y en compañía de su equipo de trabajo a través de los años.
TIMING POLÍTICO EN LA CULTURA.
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