Agricultores en Estados Unidos están dispuestos a sembrar maíz no transgénico «apto para los fines» que nuestro país necesita, así como limitar el uso de grano genéticamente modificado, dijo el viernes la jefa del mayor organismo científico nacional, en medio de una controversia comercial entre ambos países.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha lanzado una política para frenar el uso de maíz genéticamente modificado, del que compra cada año millones de toneladas a Estados Unidos, socio junto con Canadá en el acuerdo comercial para América del Norte, TMEC.
María Elena Álvarez-Buylla, directora general del Conahcyt, dijo que el maíz transgénico está ligado «indisolublemente» al herbicida glifosato, cuyo uso se busca eliminar en los primeros meses del próximo año, y no tiene el valor nutricional que tienen las variedades nativas.
«México se encuentra en una transición agroecológica que revaloriza la producción tradicional milenaria arraigada al conocimiento pluricultural que se adapta al contexto social, ambiental y cultural», dijo Álvarez-Buylla en un foro sobre maíz transmitido por internet.
El subsecretario de Agricultura, Víctor Suárez, dijo a Reuters en octubre que México está estudiando la posibilidad de llegar a acuerdos con agricultores de Estados Unidos, Argentina y Brasil para asegurar importaciones de maíz amarillo -el que más compra la nación- no modificado genéticamente para alimento de ganado y compensar una brecha en su producción local.
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