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Los toltecas, herederos de las costumbres, cultos y ceremonias cósmicas

Atlantes de Tula

POR JACK RO

Pueblo instructor de la sabiduría y el conocimiento mesoamericano de la preservación de sus deidades ancestrales

El arte tolteca es incluyente en la cultura maya y en la azteca, en la comprensión de los orígenes de la vida y de la muerte.

DOMINGO 22 SEPTIEMBRE 2024

CD. JUAREZ, CHIH.- La Cultura Tolteca es una de las civilizaciones más importantes de la historia de México. Se desarrolló en la región central del país, especialmente en la zona que hoy en día comprende los estados de Hidalgo y Tlaxcala, durante el periodo conocido como Posclásico Temprano, entre los siglos X y XII d. C. Esta cultura tuvo una gran influencia en la región, dejando un legado impresionante que perdura hasta nuestros días, es una muestra de su importancia en la historia de México y de su contribución al desarrollo del arte y la arquitectura en este país.

El arte tolteca se caracteriza por su estilo refinado y sofisticado, los artistas eran expertos en diversas disciplinas, como la escultura, la cerámica, la pintura y la orfebrería. Una de las características más distintivas es el realismo en la representación de la figura humana. Los escultores lograron plasmar con gran precisión los rasgos faciales y corporales de sus personajes, creando obras de una gran belleza y expresividad que se caracteriza por su simbolismo, las esculturas y pinturas representan deidades, héroes y figuras mitológicas, transmitiendo importantes mensajes religiosos y cosmogónicos.

La capital de los Toltecas era Tula, llamada Tollan por los Aztecas, que veneraban mucho a los primeros Toltecas. (también conocida como Tollan), desarrollaron un estilo arquitectónico que combina funcionalidad y simbolismo. Las paredes de las estructuras en Tula están adornadas con relieves tallados que representan animales, escenas de guerra y sacrificios.

El corazón tenía un significado profundo y simbólico en los sacrificios humanos. Era considerado el centro vital del ser humano y el vínculo directo con los dioses. Creían que, al ofrecer el corazón de una víctima, estaban proporcionando una fuente de energía vital a sus deidades, asegurando así su protección y la continuidad del universo. El sacrificio del corazón también simbolizaba la liberación del alma de la persona sacrificada, permitiéndole acceder al mundo divino y convertirse en un ser divino. Esta práctica era vista como una forma de mantener el equilibrio cósmico y asegurar la prosperidad de la comunidad.

El arte y la arquitectura tolteca incluían pirámides, palacios, viviendas urbanas, columnatas y campos de juego de pelota ceremoniales agrupados alrededor de una plaza central. La mayoría del arte de este pueblo estaba relacionado con la arquitectura, y se trataba, en su mayoría, de esculturas y relieves murales en los que fueron representados personajes y dioses de su cultura. La cerámica y la artesanía también fueron desarrolladas por esta civilización. Los Atlantes son una de las obras más conocidas de esta civilización. La arquitectura es una de las manifestaciones más impresionantes de la cultura precolombina en Mesoamérica.

El arte en sus relieves y murales, es una manifestación impresionante de su cultura y habilidades artísticas que se destacaron en la escultura en piedra, creando obras que no solo son decorativas, sino también simbólicas y funcionales. Los relieves tallados en las paredes de sus estructuras, representan escenas de guerra, animales peligrosos y sacrificios humanos. Estos relieves no solo eran artísticos, sino que también tenían un propósito narrativo y ritual. Originalmente, muchos de estos relieves estaban pintados con colores brillantes, lo que añadía una dimensión visual adicional a las esculturas.

El arte que realizaban se caracterizó por su estilo sofisticado y detallado, eran expertos en la talla de piedra y la creación de esculturas, utilizando principalmente materiales como el jade y la obsidiana. Sus obras solían representar a dioses, gobernantes y personajes mitológicos, plasmando con gran habilidad los rasgos faciales y los detalles de la vestimenta.

La pintura mural también fue una forma de expresión artística importante que decoró sus edificios con imágenes coloridas y elaboradas, se caracterizó por su fuerte vínculo con la arquitectura y la escultura, no solo es impresionante por su técnica, sino también por su simbolismo y la influencia que tuvo en culturas posteriores, como la azteca y la maya. El arte de la escultura en piedra refleja su habilidad y creatividad, destacaron en la creación de esculturas monumentales que no solo tenían un propósito estético, sino también arquitectónico y religioso.

En el arte de la escultura en piedra se produjeron estatuas y relieves tallados en piedra volcánica. Sus esculturas, que a menudo representaban deidades, animales y figuras mitológicas, se encuentran en sitios arqueológicos como Tula, Chichén Itzá y Teotihuacán en México. La maestría escultórica tolteca se refleja en los detalles meticulosos de estas obras, que plasman las creencias y mitos fundamentales de su cultura. Donde no solo reflejan su maestría técnica, sino también su cosmovisión y la importancia de la religión y la guerra en su sociedad. Eran conocidos por su habilidad en la pintura mural, y muchas de sus obras han sobrevivido hasta nuestros días. Un ejemplo notable es la pintura mural en el Templo Mayor de Tula, que representa a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada.

La religión jugó un papel fundamental porque estaba basada en la creencia en múltiples dioses y en la existencia de un orden cósmico que regía el universo. Adoraban a deidades relacionadas con la naturaleza, como el dios del sol, la diosa de la luna, el dios de la lluvia y el dios del viento, influyendo en todos los aspectos de su sociedad.
La religión politeístas adoraban a múltiples dioses, cada uno asociado con diferentes aspectos de la naturaleza y la vida cotidiana. Entre los dioses más importantes estaban Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, y Tezcatlipoca, el dios del cielo y la tierra. Los chamanes eran figuras centrales en la religión tolteca, actuaban como intermediarios entre los dioses y el pueblo, realizando rituales y ofrendas al aire libre.

Quetzalcóatl

Sacrificios Humanos: Creían que los sacrificios humanos eran necesarios para honrar a los dioses y asegurar el bienestar de la comunidad. Estos sacrificios eran una forma de comunicación con lo divino. Tenía una visión dualista del mundo, con dioses que representaban fuerzas opuestas, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca eran vistos como antagónicos. La religión no solo influía en los rituales y ceremonias, sino también en la organización del calendario, el arte y la arquitectura. Con su rica mitología y prácticas, refleja una profunda conexión con la naturaleza.

Quetzalcóatl fue una de las deidades más importantes para los toltecas. Según la mitología, era venerado como el dios del viento, la sabiduría, la fertilidad y la creación. Era una figura moral y sabía que enseñaba a los hombres a cultivar la tierra, construir el uso del fuego y ser amables con los demás. Se creía que Quetzalcóatl creó a los seres humanos y que estaba asociado con la fertilidad y la vida. Conocida como la Serpiente Emplumada, es una de las deidades más importantes en la mitología tolteca y mesoamericana en general.

Su nombre proviene del náhuatl y significa «serpiente de plumas preciosas». Considerado un dios civilizador que prefería los sacrificios de pequeños animales en lugar de sacrificios humanos, tenía un papel dual como gobernante y sumo sacerdote, donde se le veía como una figura moral y sabia. Narran sus leyendas, que su reinado fue una época de abundancia y prosperidad.

Tezcatlipoca, cuyo nombre en náhuatl significa “Espejo Humeante”, fue una de las deidades más importantes para los toltecas y otros pueblos mesoamericanos. Era considerado un dios creador, omnipotente y omnipresente, asociado tanto con la guerra como con la providencia. Su influencia abarcaba desde la creación del cielo y la tierra hasta la intervención directa en los asuntos humanos, trayendo tanto felicidad como dolor. Tezcatlipoca también tenía una relación dual y conflictiva con Quetzalcóatl, otro dios importante. Mientras que Quetzalcóatl representaba la luz y la creación, Tezcatlipoca simbolizaba la oscuridad y la destrucción, reflejando el equilibrio y la dualidad.

Itzpapalotl era considerada una diosa de la Tierra y la Luna, y se le atribuía el papel de patrona de los tolteca-chichimecas. Según la cosmogonía de estos pueblos, ella acompañó el nacimiento de los siete grupos tolteca-chichimecas, asignándoles sus insignias, reliquias y su lengua. Su representación es multifacética, combinando elementos de pureza y ferocidad: su cuerpo blanco, garras y alas de mariposa adornadas con hojas de obsidiana. Su simbolismo de transformación, Itzpapalotl también encarnaba las fuerzas de la muerte y el renacimiento, y era vista como una figura de sabiduría y conocimiento, especialmente entre las mujeres sabias de edad avanzada.

En la cosmogonía tolteca, el jaguar ocupa un lugar muy importante y simbólico, al igual que otras culturas mesoamericanas, veían al jaguar como un símbolo de poder, fuerza y conexión con lo divino. Este animal no solo representaba la ferocidad y la valentía, sino también la capacidad de moverse entre los mundos de los vivos y los muertos. El jaguar era frecuentemente asociado con la noche y el inframundo, y se le consideraba un guardián de los secretos y los misterios. En la iconografía los jaguares aparecen en esculturas, relieves y otros artefactos, a menudo en contextos rituales y ceremoniales. El jaguar tenía un papel importante en la guerra y la caza, siendo un emblema de los guerreros más valientes y poderosos. Creían que al adoptar las cualidades del jaguar, podían obtener su fuerza y habilidades sobrenaturales

Las esculturas que desarrollaron eran principalmente de piedra y se utilizaban en diversas estructuras arquitectónicas, como columnas, frisos y murales. Estas esculturas representaban una variedad de temas, incluyendo guerreros y dioses: figuras antropomórficas que sostenían techos y representaban a guerreros y deidades, como los famosos Atlantes de Tula, que son estatuas de más de 4 metros de altura. Animales míticos: Representaciones de jaguares, serpientes aladas y emplumadas, evocando a Quetzalcóatl, el dios del planeta Venus. Escenas con relieves que mostraban sacrificios humanos y escenas de guerra, reflejando la importancia del poder militar en su sociedad.

Algunas de las esculturas más importantes incluyen: Los Atlantes de Tula: Estas imponentes figuras sostenían el techo de la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli, el Dios del Alba. El Chac Mool: Una escultura que representa a un hombre recostado sosteniendo un plato sobre su vientre, encontrado tanto en Tula como en Chichén Itzá. El Coatepantli: Un friso que muestra una sucesión de serpientes devorando esqueletos, simbolizando la muerte y la regeneración. Las esculturas no solo eran decorativas, sino que también tenían funciones arquitectónicas y rituales, que narraban historias y mitos importantes para la cultura tolteca.

Las pirámides monumentales destacan por su habilidad constructiva, eran escalonadas y estaban hechas de plataformas superpuestas, utilizaban columnas y pilares decorados con relieves. Los famosos “atlantes” de Tula son grandes esculturas de guerreros que sostenían los techos de los templos. La escultura en piedra era una parte integral de la arquitectura y en su momento habrían estado pintados de colores brillantes. Estas esculturas antropomorfas representan guerreros recostados que sostenían recipientes para ofrendas. Eran comunes en los templos y reflejaban la importancia de los rituales religiosos. En su estructuras urbanas, las pirámides y templos, construyeron palacios, viviendas y campos de juego de pelota ceremoniales, todos organizados alrededor de una plaza central.

Uno de los monumentos más emblemáticos de la arquitectura tolteca es la Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli, también conocida como el Templo de la Estrella de la Mañana. Esta imponente estructura, construida con piedra y adobe, se encuentra en la ciudad de Tula, en el estado de Hidalgo. La pirámide está compuesta por cuatro cuerpos superpuestos y su fachada está decorada con relieves que representan a diferentes deidades y guerreros. El Palacio Quemado, ubicado en la zona arqueológica de Tula. Este palacio fue construido con piedra y adobe y se caracteriza por su fachada decorada con serpientes emplumadas, una de las representaciones más importantes de la cultura tolteca. El Palacio Quemado era utilizado como residencia de los gobernantes y también como centro administrativo y ceremonial.

Los toltecas eran conocidos por su destreza en la cerámica, y la metalurgia. Donde reflejan su habilidad técnica y su profunda conexión espiritual. La cerámica es conocida por su refinamiento y variedad. Crearon desde piezas utilitarias, mostrando una rica iconografía y simbolismo. Las vasijas de cerámica a menudo presentaban intrincados diseños que reflejaban sus creencias y su visión del cosmos.

En cuanto a la metalurgia, eran igualmente hábiles. Trabajaban con metales como el oro, la plata y el cobre, creando objetos tanto utilitarios como ornamentales. La metalurgia no solo tenía un propósito práctico, sino que también estaba cargada de significado religioso y ceremonial. Producían joyas, herramientas y armas, muchas veces decoradas con motivos simbólicos que reflejaban su cosmovisión. La combinación de estas artes muestra cómo integraban lo práctico con lo espiritual, creando objetos que eran tanto funcionales como profundamente significativos.

En cuanto a la pintura, utilizaban pigmentos naturales para representar escenas y personajes en diferentes soportes, como murales y códices.La pintura tolteca, aunque menos conocida y preservada que la de otras culturas mesoamericanas, tiene características distintivas que reflejan la riqueza cultural de esta civilización. Desarrollaron un arte figurativo que se puede observar en murales y decoraciones de edificios. Aunque gran parte de la pintura tolteca no ha sobrevivido hasta nuestros días, los vestigios que quedan nos permiten apreciar su habilidad y su capacidad para plasmar tanto lo cotidiano como lo sagrado en sus obras. Se caracteriza la pintura por los colores y pigmentos que utilizaban una paleta de colores vibrantes, predominando los tonos rojizos, ocres y azules turquesa.

Obtenían sus pigmentos de diversas fuentes naturales, demostrando un profundo conocimiento de su entorno. Utilizaban minerales como la hematita para obtener el color rojo, gracias a su alto contenido de óxido de hierro. También empleaban otros minerales para obtener diferentes tonos de amarillo y ocre. Algunas plantas eran usadas para extraer pigmentos verdes y azules. El índigo se obtenía de ciertas plantas que contenían este colorante natural. En algunos casos, los pigmentos se extraían de insectos. Como la cochinilla, que se utilizaba para obtener un color rojo intenso. Carbón vegetal, para obtener el color negro, quemaban madera para producir carbón vegetal. Estos pigmentos eran utilizados en sus cerámicas, esculturas y murales, contribuyendo a la rica y vibrante estética de su arte.

Los murales decoraban sus edificios con imágenes coloridas y elaboradas que representaban deidades, gobernantes y escenas mitológicas. Estas pinturas no solo son decorativas, sino que también tenían un profundo significado religioso y simbólico a menudo representan escenas de la vida cotidiana, figuras geométricas y abstractas, así como deidades y rituales importantes, los colores y los detalles en estas pinturas muestran la destreza y el talento de los artistas. También crearon murales más pequeños con escenas de la vida cotidiana, así como figuras decorativas geométricas y abstractas en edificios religiosos y públicos.

Los murales toltecas son una manifestación visual de la relación que esta cultura tenía con lo divino. Estas pinturas representan a deidades importantes como Quetzalcóatl, Tláloc y Tezcatlipoca, así como a seres mitológicos y figuras humanas que eran consideradas sagradas. Los murales están cargados de simbolismo, que se expresa a través de colores, formas y elementos recurrentes. Por ejemplo, el color rojo representa la vida y la fuerza vital, mientras que el azul está asociado con la divinidad y el poder.

Además, los elementos como serpientes, jaguares y águilas están presentes en muchas de estas pinturas, representando diferentes aspectos tanto de la naturaleza como de la mitología. Los murales también representan escenas de la vida cotidiana de los toltecas, como la agricultura, la caza y la guerra. Estas pinturas nos dan una idea de cómo era la vida en esta cultura y cómo se relacionaban con su entorno.

En cuanto a la cerámica, los toltecas desarrollaron una técnica conocida como «códice pintado», en la cual se pintaban escenas y símbolos en vasijas de barro. Estas representaciones suelen estar relacionadas con la mitología y la vida cotidiana de los toltecas. La cultura tolteca fue una de las civilizaciones más importantes de Mesoamérica. Su arquitectura se caracterizó por la construcción de monumentos impresionantes que todavía perduran en la actualidad.

Los códices pintados eran una forma importante de registrar y transmitir información. Elaborados en materiales como piel de venado o papel amate, contenían pictogramas y glifos que narran eventos históricos, mitológicos y aspectos de la vida. Desarrollaron una técnica nemotécnicas para asegurar que los eventos importantes se recuerden conocida como “códice pintado”, donde representaban escenas y símbolos relacionados con su mitología y vida diaria en vasijas de barro. La nemotecnia se refiere a técnicas y métodos utilizados para mejorar la memoria y facilitar el recuerdo de información. En el contexto de la cultura tolteca, es posible que se refiera a prácticas y conocimientos transmitidos oralmente, ellos utilizaban estos métodos para preservar y transmitir su conocimiento y tradiciones.

La cerámica desempeñó un papel fundamental, ya que fue una expresión de su avanzado conocimiento en técnicas de alfarería. Destacaron por su habilidad para crear piezas de cerámica de gran calidad y belleza, que reflejaban su rica tradición cultural y su cosmovisión. Las vasijas, platos, cuencos y otros recipientes de cerámica eran utilizados tanto en la vida cotidiana como en rituales religiosos. Muchas de las piezas de cerámica estaban decoradas con figuras y símbolos que representaban deidades, animales y elementos de la naturaleza, lo que reflejaba la importancia de la religión en su cultura. Estas piezas eran elaboradas con gran precisión y atención al detalle, utilizando técnicas como el modelado, el pulido y la decoración con incisiones. La cerámica se caracteriza por su variedad de formas y diseños, de la que desarrollaron una amplia gama de estilos, desde piezas sencillas y funcionales, hasta elaborados vasos y esculturas de cerámica. Además de su función práctica, la cerámica también tenía un significado simbólico y religioso. Obtuvieron una técnica llamada «engobe», que consistía en aplicar una capa de arcilla fina y luego decorarla con diseños geométricos y figurativos.

La arquitectura tolteca se caracterizó por su monumentalidad y su estilo escultórico, utilizaron piedra y adobe como materiales principales en la construcción de sus monumentos, sus edificaciones se destacaron por la presencia de relieves y esculturas que representaban a deidades, guerreros y animales sagrados. La arquitectura se distingue por la construcción de imponentes estructuras, como templos y palacios, que reflejan la habilidad y destreza de las edificaciones que suelen tener una forma piramidal y están decoradas con relieves y esculturas que representan a deidades y seres sobrenaturales.

La arquitectura es una muestra impresionante del talento y la creatividad de esta antigua civilización, en la ciudad de Tula, donde se encuentran los principales monumentos, fue considerada un centro político y religioso importante durante el período posclásico mesoamericano. En la pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli, es una de las estructuras más emblemáticas de la antigua ciudad de Tula. Está dedicada a Tlahuizcalpantecuhtli, una de las advocaciones del dios Quetzalcóatl, conocido como el “Señor del Amanecer” o «Lucero del Alba».

La pirámide es famosa por sus Atlantes, que son enormes esculturas de guerreros que originalmente sostenían el techo del templo que coronaba la estructura. Estas figuras están decoradas con símbolos de guerra, como el átlatl (lanzadardos) y cuchillos de pedernal. Las paredes de la pirámide están adornadas con escenas que representan águilas y jaguares devorando corazones humanos, lo que refleja las prácticas rituales y la cosmovisión de los toltecas. Los mexicas adoptaron muchas de las características arquitectónicas de los toltecas y las incorporaron en sus propias construcciones, como la famosa Pirámide del Sol en Teotihuacán.

La arquitectura tolteca también es una muestra impresionante del arte de esta cultura. Sus construcciones, como los templos y palacios, se caracterizan por su monumentalidad y por la presencia de elementos decorativos como columnas, frisos y esculturas. La arquitectura tolteca refleja la importancia que esta cultura le daba al poder y a la religión. Los templos eran espacios sagrados donde se realizaban ceremonias y rituales, mientras que los palacios eran residencias de los gobernantes y de la élite tolteca.

El arte y la arquitectura tolteca son un testimonio de la creatividad y la visión del mundo de esta cultura. Los murales y las construcciones nos transportan a una época lejana y nos permiten apreciar la riqueza y la complejidad de la civilización tolteca. La arquitectura tolteca también es impresionante. Sus principales construcciones son los templos y las pirámides. Estas estructuras son monumentales y fueron construidas con precisión y simetría. Los toltecas utilizaban piedra caliza y estuco para revestir sus edificios, creando una apariencia blanca y brillante. La arquitectura tolteca es famosa por sus impresionantes templos y pirámides. Estas estructuras eran construidas en etapas, con cada nueva construcción superponiéndose a la anterior. Los templos toltecas solían tener una base cuadrada o rectangular y se construían en terrazas escalonadas. En la cima de cada templo se encontraba un santuario dedicado a una deidad.

Chac Mool

La escritura de los toltecas se caracteriza por: Combinación de glifos y logogramas que representan palabras o conceptos. Uso de símbolos y signos abstractos que representan elementos fonéticos y logográficos. Capacidad intelectual sofisticada, aunque no completamente descifrada. Trasmisión de conocimientos, mitos y eventos históricos entre generaciones. Estilización plástica y uso de colores en las pictografías, excluyendo el blanco. La escritura de los toltecas es un tema fascinante y complejo. Se caracteriza principalmente por ser pictográfica, es decir, utilizaba imágenes para representar palabras y conceptos.

Esta forma de escritura no se considera una “verdadera” escritura en el sentido tradicional, ya que no representa una cadena de habla de manera lineal. La escritura tolteca combinaba elementos del alfabeto latino, números romanos y normas de ortografía del idioma castellano para transcribir los sonidos del náhuatl. Esto se debe a la influencia del idioma castellano durante la época de la conquista y la colonización. Además, la escritura tolteca hacía uso de colores y estilización plástica, lo que le daba una visión más artística y particular. Los colores utilizados incluían el pardo u ocre, amarillo, rojo, verde, azul y negro.

Los toltecas y los olmecas son dos culturas importantes de Mesoamérica, pertenecen a diferentes periodos históricos y geográficos. La cultura Olmeca, conocida como la “cultura madre” de Mesoamérica, este ilustrativo pueblo desarrolló muchas de las características culturales que influyeron en civilizaciones posteriores, como la escritura, la arquitectura monumental (cabezas colosales), y el culto a la serpiente emplumada.

Los toltecas surgieron mucho después de los olmecas, adoptaron y adaptaron varios elementos religiosos y simbólicos de culturas anteriores, incluyendo la olmeca. Como el culto a la serpiente emplumada, que tiene sus raíces en la iconografía olmeca, fue prominente en la religión tolteca. Los toltecas, al igual que los olmecas, influyeron en las culturas posteriores. Incluyendo a la maya y a los aztecas, veneraban a los toltecas y se consideraban sus herederos culturales.

Ambas culturas jugaron roles cruciales en el desarrollo de la civilización mesoamericana, y aunque no coexistieron temporalmente, la herencia olmeca perduró y se integró en las prácticas y creencias toltecas.

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