Por: Raúl Ruiz
«Esto ya es un vacilón», me dijo un taxista cuando le pregunté, ¿qué se oye sobre las elecciones? ¿Quién ganará la alcaldía?
«Los priistas se van a Morena y los morenos no replican; los de Morena se van al PAN y los panistas muy agusto; los panistas saltan a Movimiento Ciudadano con muy poca vergüenza y cargan con sus cuatro o cinco seguidores que son aplaudidos por el partido que los recibe. Es un revoltijo. ¿Ya quién les va a creer? Nadie trae cosas que le interesen a la gente. Uno piensa… si perdieron su convicción nunca harán nada por el pueblo. Sólo quieren el puesto para robar.»
Salíamos del hotel Istay, por cierto mi segundo hogar. La calle Paseo Triunfo de la República parecía haber sido recientemente atacada por misiles. Como en Beirut.
– Vea usted. Me dijo. Señalando la carcaza del paradero que quizás un día llegue a estar en servicio por las lentas obras del BRT2, ubicado en la esquina de la López Mateos.
«Todos dicen que aman a Juárez. Una cantaleta que nunca se mira cuando llegan al poder. ¡puro robadero! En esta mezcolanza nos tienen asqueados. La política es puro mugrero.
Aquí está la muestra de un gobierno de mentiras.» Y señaló la obra inconclusa.
¿Todos iguales?
Todos.
Esta es una opinión reiterada. La percepción de una promiscuidad política sin precedente, nos envuelve.
Pero no nos inmuta. Vivimos tiempos líquidos, tiempos sórdidos, inconcebibles, inauditos.
Así como podemos escoger ya como pareja a alguien del mismo sexo, o convivir en tríos de asistencia mutua, podemos aceptar la variante TRANSPARTIDISTA, que nos ofrece la elección 2021.
¿Será que la pandemia nos convirtió en mutantes?
Ayuntar entre coaliciones contra natura es lo de hoy.
TIMING POLITICO.
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