Por: Raúl Ruiz.
El resultado de las recientes elecciones nos deja un desacostumbrado panorama.
Podríamos decir que el triunfo de Maru Campos, reflejaría un panismo fuerte y sólido, pues más de 500 mil votos no es cualquier baba de perico.
Incluso pudieron jalar tal vez otros 100 mil votos más, a no ser por la terrible demolición interna en el PAN, provocada por el Gobernador Corral.
Mucho trabajo de reconstrucción les espera. Muchos traidores en el interior. ¿Qué será mejor, hacer una limpia y dejar una estirpe maruchan para competir en 2024?
O pegar con kolaloka la cristalería rota.
Sea como sea, Corral y su nefasta hermana la vicegobernadora, son un carcoma letal que debe ser extirpado cuanto antes.
MORENA, tiene un mejor panorama hacia el 2024. Si bien los 445 mil votos para Loera no le fueron suficientes para ganar la gubernatura, sí son un activo sin precedente que pone las posibilidades de triunfo, por encima de los panuchos para las elecciones del 2024.
Juan Carlos Loera, comenzará a amalgamar esta fuerza, con el pretexto de su gira de agradecimiento.
En su caso sería la edificación apenas de una estructura partidista que no existía.
¿Y la descomposición?
EL PRI AL PRECIPICIO
Su principal obstáculo. La sensación de corrupción que tienen adherida hasta los huesos.
El segundo deterioro, fundido con el PAN su ideología neoliberal.
Hoy ya no existen diferencias entre estos partidos. Su lugar en el espectro político lo ocupó MORENA.
3.- La Coalición «Va por México» fue un desastre para el PRI. Perdió totalmente su identidad.
Y Ante una nueva realidad el PRI sigue sin renovarse.
Opera internamente como cuando era partido hegemónico, ya no tiene gobernadores que sean los «primeros priístas» de las entidades.
El partido está en poder de una reducida élite que no comprende la nueva realidad. Olvidaron a su estructura territorial.
Carece de liderazgos genuinos, sus cuadros actuantes están anquilosados. Una renovación real le es urgente, porque, así, como está, se muere lentamente.
La intención de Graciela Ortiz por concentrar en Chihuahua lo que resta del partido, es una ofensa para los verdaderos priyistas, pues la consideran traidora, como los panistas consideran a Corral de traidor.
Una nueva progenie debe tomar los controles. Los dirigentes de siempre deberán abandonar ese cascajo tricolor. Y por el momento, no emergen figuras con la fuerza suficiente para reconstruir y remodelar este partido.
Adriana Fuentes desde Ciudad Juárez, podría tomar ese liderazgo.
Falta que tenga interés.
TIMING POLITICO.
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